Hay que hacer una reivindicación a Evangelina Anderson, que fue la única que se animó a decirle en la cara a Marcelo Tinelli que el repechaje era más injusto que la distribución de la riqueza. La rubia se le plantó al conductor y haciéndose la buenita le mandó a guardar un par de verdades ¡Y con razón!
No debe ser nada lindo romperte el lomo durante meses para que después venga una participante que quedó fuera en las primeras rondas a querer serrucharte el piso. Por eso, Evangelina hizo lo que se tenía que hacer: oponerse al jefe ¿?
El mejor ejemplo quedó ayer al aire: Adabel Guerrero y su vagina recauchutada quedaron eliminadas anoche del certamen de ShowMatch. Pero después de llorar a mares tendidos para que la gente la apoye (cosa que no sucedió), la chica se despachó al aire con un sobrador: "Igualmente nos vemos la semana que viene en el repechaje". No es justo. Mientras que Evangelina sufría y juraba y perjuraba que si la echaban no iba a volver, la otra lloraba en cámara y se burlaba al final con un "hasta la semana que viene".
Y no es Eva la única que se queja. Según dio a entender Tinelli al aire, parece que por la tarde se le armó una rebelión en la granja y fueron muchos los que pusieron el grito en el cielo ante la posibilidad que vuelvan en tropel muchos de los que transitaron este año la pista de Bailando por un sueño. Al fin y al cabo, nadie queda exento de tener una mala noche y quedar cara a cara en el teléfono con alguien que puede llegar a tener un pico de popularidad momentáneo. Por esto mismo, Tinelli y su producción, en una negociación exhaustiva bajaron el número de retornados (de seis que iban a ser en un principio, ahora son cuatro) y los participantes que aún están en el juego, consiguieron algo muy importante: que los que vuelvan tengan siempre un punto menos en las rondas regulares.
Son muchas las cosas que se juegan en el prime time de Canal 13, y no me estoy refiriendo a los sueños precisamente. Es evidente que estor o no estar en ShowMatch hace la diferencia en materia de contratos y curros varios. Por eso nadie quiere perder su marquesina semanal frente a la mayor audiencia de la televisión nacional. El dueño del circo puede hacer y deshacer lo que quiera, pero si se le revelan las gallinas, mucho no va a tener para ofrecer. Tinelli negoció, mantiene la paz en su gallinero. Habrá que ver como hace ahora cuando cuatro nuevos quilomberos más entren y quieran recuperar su porción de torta.
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