Chicas coquetas y muchachos transpirados revoleando camisetas compartieron la inauguración del Roxy en el complejo Pueblo Límite. 1500 almas entre el pogo enfurecido de Dale! y electrónica en la pista de al lado. Sobre todo un deseo: despertar del sueño irreal que vive la banda.
"Y Gaby va a volver..., y Gaby va a volver..., vaaaa a volver y Gaby va a volver..."
La canción de aliento para el pequeño Ruiz Díaz retumbaba entre los dientes de su hermano arriba del escenario. La boca apenas se movía, sin emitir sonido, como el que siente lo que dice con alma y vida, con los labios firmes y los ojos fijos en una mirada cerrada pero encendida a cientos de kilómetros. Fue el cierre de una calurosa noche de verano donde, una vez más, los Catupecu y sus amigos demostraron que su energía que arrasa, contagia, levanta y agita será el único combustible que ponga en marcha la máquina una vez más.
Aunque a esta altura ya casi no hace aclararlo, cuando decimos amigos, se sabe que hablamos de Esteban "Pichu" Serniotti y Zeta Bosio, que se dejan llevar por el huracán de melodías y transpiran la camiseta como si fuera la propia y más aún. Incluso hasta se dieron el lujo de interpretar temas de Cabezones (Mi pequeña infinidad) y de Soda Stereo (Persiana americana), sus "otras" bandas.
Todo fue para la apertura del Roxy en el complejo Pueblo Límite de Villa Gesell, quizás la prueba más clara de estos tiempos de apertura musical, tolerancia y corporaciones. En la pista se mezclaban culturas y edades variadas, chicas rubias, maquilladas y coquetas; con muchachos transpirados y en cuero revoleando camisetas, con tonadas de todos lados, que no tienen ningún prejuicio en pasar del pogo enfurecido de Dale! a bailar una pista electrónica de Tiga en la pista de al lado. ¿Está mal? No, simplemente es así. Las tribus que en otros tiempos se hubieran matado sólo por ser diferentes, hoy forman la misma legión y comparten tragos sin rencores.
"Todas las etapas de Catupecu han sido mágicas, pero esta es súper mágica, casi irreal, como un sueño larguísimo, en uno de estos días despertamos por ahí", dijo Fernando antes de presentar a Zeta y disparar los acordes de Preludio al filo en el umbral. Como siempre, cien por ciento sentimiento. Y toda esa pasión, que hasta puede resultar difícil de comprender para los que se encierran en el dolor, quizás encuentre la clave en el tema de Depeche Mode que le pidió el cantante al Dj del lugar después del saludo final de la banda, y que de alguna manera define la relación de Catupecu y su gente. ¿Cuál era? I feel loved.
Los comentarios publicados en ciudad.com.ar podrán ser reproducidos parcial o totalmente
en la pantalla de Ciudad Magazine, como así también las imágenes de los autores.