La banda de Lugano nos recibió en su sala de ensayo y aseguró que son pocos los grupos que le hacen culto al género. Además hablaron de los pro y los contra del crecimiento que atraviesan, de Callejeros y de lo que pasó la última vez que jugaron al juego de la copa.
Si al fútbol se juega como se vive, en el rock ¿se toca como se vive? Lo cierto es que Chori se muestra igual de hiperquinético cuando golpea y acaricia la batería que cuando se pasea por la sala de ensayo: saluda, se pone y se saca la gorra, pide y convida cerveza, se presta a la charla, se ríe y hace reír, pregunta dónde están Toti (voz y guitarra), Sikus (bajo y coros) y Pedi (guitarra y coros). Es que el mundo de Jóvenes Pordioseros reconoce los códigos del barrio desde los apodos hasta la naturalidad en el trato, sin poses, al punto que parecieran soltar un si no nos conocemos, que no se note cuando se presentan. Por más que la agenda del día marca un desfile de entrevistas, la buena onda no se mancha. Así, en ese clima, la banda local que más creció en los últimos dos años recibió a Ciudad.com en su reducto de Mataderos y habló de los pro y los contra del crecimiento que atraviesan, de Callejeros, de por qué Toti ya no busca soledad arriba de un colectivo y de lo que pasó la última vez que jugaron al juego de la copa.
Si bien los JP reconocen que desde que firmaron con una discográfica su música penetró en el interior del país y les abrió muchas nuevas puertas, también los alejó de algunas imágenes comunes de los inicios: "Antes por ahí pintaba y enchufábamos todo en una plaza. Ahora, al ser más conocidos, hay que hacer todo una movida, no dependés de vos y eso me parece que no está bueno", explica Pedi, aunque aclaran que "todo lo demás es positivo".
Se dispersan, se cargan, se conocen... y mucho. Sikus amaga con ser el más serio, pero basta una ocurrencia de Chori para que esa sensación sea un espejismo. ¿Cuál es la diferencia entre rock y rocanrol?, preguntamos. "Dos palabras", suelta el bajista. Pero enseguida ofrecen su mirada. "Nosotros sentimos que hacemos rocanrol. Me parece que hay pocas bandas que lo hacen. Muchos quieren demostrar que no son cerrados y terminan siendo no lo que no querían ser: iguales. No digo que este mal, pero para mí la diferencia es esa. De rocanrol hay sólo tres bandas", asegura Toti.
Tocan el timbre. Es el chino, un amigo. El también saluda a todos. Se detiene frente a los cartelitos de Ciudad.com, ve la última pregunta y da su veredicto: "¿El juego de la copa? Está jodido el tema. No se si van a decir mucho de eso". Sin embargo, en cuentagotas, explican algo del misterio que esconde la extraña pasión que profesan. " Nos gusta mucho ese juego. Pero lo respetamos. La última vez jugábamos en Adelia María, un pueblo de Córdoba. Se cortó la luz en tres pueblos, había tormenta...". En Mataderos, las primeras gotas empiezan a dar el presente. Es hora de refugiarse en la sala de ensayo y escucharlos tocar.
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