Paul Walker falleció el 30 de noviembre pasado en un terrible accidente automovilístico, mientras viajaba en el vehículo que conducía su amigo Roger Rodas, quien también murió por el impacto.
La noticia conmovió al mundo entero y su familia no tiene consuelo. El actor no sólo murió por los traumatismos causados por el impacto sino que su deceso también fue producto del fuego provocado por el accidente, según detalló la autopsia. La misma tardó en realizarse ya que los cuerpos estaban irreconocibles y necesitaron la ayuda de los familiares, que mediante la dentadura, pudieron identificar a Walker; y el último jueves el cuerpo fue incinerado.
Por eso, su familia y los amigos más cercanos recién pudieron darle el último adiós a Paul dos semanas después del fatal choque. Por lo que el sábado pasado, los restos mortales de Paul fueron enterrados en el cementerio Forest Lawn de Los Ángeles tras una breve ceremonia.
Alrededor de 30 personas llegaron al cementerio vestidos de riguroso luto y con gesto serio para acompañar al señor y la señora Walker, los hermanos del actor: Caleb y Cody, su hija Meadow, de 15 años, y su novia Jasmine Pilchard-Gosnell, de 23, con quien compartía su vida desde hacía siete años. Sobre el féretro de Walker había una bandera de Estados Unidos que después fue entregada a la familia. Además, un retrato del actor presidía el improvisado altar.
Un triste final, un triste adiós…