Esta semana, Marcelo Polino presentó su libro Todo lo que sé, que relata historias personales de varios famosos, de Lucho Avilés a Jorge Rial, y de Alejandra Pradón a Luciana Salazar; todo regado con su tono irónico.
Este jueves por la noche, como no había recibido todavía el libro, le envié un mensaje recriminatotio. Instantáneamente, Marcelo me llamó y me hizo llegar un ejemplar autografiado en 15 minutos. Y ese pequeño gesto es uno de los tantos que podría contar de este “gran compañero de ruta”, como me escribió él en su dedicatoria. Cualquiera que haya trabajado con este personaje conocido como “Polino”, seguramente contará historias parecidas a la mía; porque entre todas sus virtudes, hay una que ya no abunda en este medio: es un gran compañero.
Muchas veces estuvimos a punto de cruzarnos en algún trabajo. La primera fue en Zap: me habían convocado para ser parte de la producción del entonces “nuevo ciclo de espectáculos” de Canal 9. Todavía recuerdo las miles de ideas que se tiraron en una reunión de producción (ninguna concretada), en la escenografía de Cortesanas (ciclo que conducía Marcela Tinayre, en Endemol, para El Trece). Por distintas circunstancias no participé del proyecto, que meses después se convirtió en un talk show de mediáticos. Ese ciclo es aún uno de los más recordados de la década, por la cantidad de bizarreadas que transcurrían en el set y por los altísimos ratings, que lo convirtieron en el programa líder de las tardes de toda la tele.
Pasaron unos años y nos cruzamos por primera vez en Ideas del Sur, cuando él debutaba como jurado del Cantando y yo realizaba las notas del backstage para Este es el show. En el edificio de Olleros compartimos miles de charlas durante todos estos años, con potentes anécdotas relatadas ahora en este libro. Polino hace un repaso intenso por los avatares del Bailando, Cantando y Soñando.
Relata picantes anécdotas con los participantes, otros jurados y hasta con Marcelo Tinelli. Pero también hace un recorrido por su debut en la tele con Lucho Avilés y su paso por Intrusos. Incluye además otros capítulos como: el balcón de Pradón, los famosos que quisieron conquistar a Luciana Salazar, el auto “trucho” de Susana Giménez, la prostitución vip, su amistad con Carmen Barbieri, sus experiencias teatrales y la famosa anécdota de la lata con Flor de la V.
También deja entrever algunos pequeños retazos de su vida personal, que sólo su círculo más íntimo conoce: sus sueños de ser famoso en su Tres Arroyos natal, sus noches durmiendo en una plaza cercana al Obelisco, sus primeros pasos profesionales en la gráfica y uno de sus primeros trabajos: como mago.
Ese primer oficio en Buenos Aires lo llevó a convertirse -a través de un casting- en el mago del show de Pipo Pescador. Allí conoció a su hija Carmela, de la que se enamoró y juntos partieron un año a vivir a Europa. Y una vez separados, volvió solo a su país para empezar de cero, sin un centavo. Allí comenzó la historia polinesca que muy poco conocen, y él decidió compartirla un poco en este primer prometedor libro, que ya es un best-seller. Y sólo es el primero, porque hay Polino para rato. ¡Un mago del espectáculo!