Las bases de los talk shows son los conflictos familiares. Los productores conocen a la perfección el manual de los tópicos más rendidores. Las derivaciones de las historias disfuncionales siempre son efectivas.
Durante los últimos 20 años, estos programas conducidos por Lía Salgado, Moria Casán, Franco Bagnato, Marcela Tinayre, María Laura Santillán, Andrea Polliti, Claribel Medina y Karin Cohen ocuparon muchas horas de la programación argentina. El suceso de este formato es que existen puntos de identificación muy notables para muchos televidentes que sufren los mismos problemas.
Sin embargo, en las últimas semanas, muchas de estas conductoras y otros integrantes de la farándula vernácula fueron protagonistas de estas mismas historias. Sus detalles ya no se tratan solamente enmarcados dentro de este formato, sino que son abordados día y noche, en varios ciclos.
Las disputas entre padres e hijos fueron las más llamativas y atrapantes para el ojo del espectador argentino. Moria enfrentada a su hija por la irresponsabilidad en el trabajo, con la crianza de la nieta y el consumo de sustancias. Horacio y Jésica Cirio, en disputa por una propiedad en el barrio de Lanús por la que tienen un litigio extenso. Gerardo Sofovich confesando su preocupación por la adicción de su hijo Gustavo. Carmen Barbieri, Santiago, Federico y Julieta Bal (mas todos los satélites posibles) detallando estafas económicas y sentimentales. Silvia Süller y su recurso judicial contra su hijo Cristian Silvio Soldán (y el resto de su familia de sangre y política). Y estos son solo algunos de los casos, aunque el catálogo completo es enorme como el medio en sí mismo.
Evidentemente, esa línea que los famosos no se habían animado a cruzar hasta las últimas semanas, ya es parte del pasado. Cada vez, con más especificaciones personalísimas, muchos deciden seguir mostrando hasta el último rincón de sus vidas. Y como la del resto de los mortales, sus existencias atraviesan lo mismo que le ocurre a la gran mayoría. Lo que no deja de sorprender es el grado de exhibicionismo que ostentan. A pesar de ser muy criticados por parte del público, también es cierto que estos casos generan buenas audiencias, clickeos en los portales y ventas de ejemplares de las revistas del corazón.
Atrás quedaron las historias al estilo Ingalls que las celebridades mostraban públicamente. Abusos, infidelidades, adicciones, estafas, juicios, golpes, cirugías, divorcios... Nada parece ya ser un tema privado para determinados círculos mediáticos. Hoy, vale todo. Es así, tómalo o déjalo.