Ella es una soñadora nata. Criada en un hogar donde la música era el nexo ideal para compartir en familia y generar esos momentos de la infancia que hoy en día le son inolvidables, Adriana Szusterman comenzó a componer canciones para sus alumnos cuando era maestra jardinera. Así, empezó a visualizarse como una gran cantante para niños. Lo soñó, fue perseverante y nunca se dio por vencida.
Hoy la protagonista de Cantando con Adriana es dueña de una carrera que no tiene techo y, aunque ya posee en su valija muchos sueños cumplidos, sigue concretando otros tantos pendientes como subirse al escenario con su papá -que es pianista- y con su hija Julieta –su compañera arriba del escenario desde hace muchos años-.
Antes de cerrar el año con el show de Cantando con Adriana junto a Bailando con Julieta el próximo sábado 16 de diciembre en el teatro Broadway, madre e hija conversaron en exclusiva con Ciudad y abrieron sus corazones llenos de sueños, dulces recuerdos de sus respectivas infancias y con una fuerte herencia musical.
Ciudad: -Bienvenidas, Adriana y Juli, la nueva integrante de Cantando con Adriana.
Adriana: -Juli no es tan nuevita porque ella baila con nosotros, ¿desde?
Julieta: -Desde que tengo siete años, así que desde hace tiempo.
Adriana: -Pero es verdad que este show lo hacemos a dúo. Es mi invitada especial, junto con mi padre de 88 años que toca el piano… el abuelo Saúl.
“(Mi hija, Bailando con Julieta) es mi invitada especial, junto con mi padre de 88 años que toca el piano. Mi viejo no pudo seguir su carrera de pianista. Él es un ejemplo de que los sueños se pueden cumplir”.“(Mi hija, Bailando con Julieta) es mi invitada especial, junto con mi padre de 88 años que toca el piano. Mi viejo no pudo seguir su carrera de pianista. Él es un ejemplo de que los sueños se pueden cumplir”.
Ciudad: -¿Cómo se llevan esas tres generaciones arriba del escenario? ¿Qué aporta cada uno?
Julieta: -Para mí, es una emoción enorme. Nos entendemos con una mirada. Mi abuelo revive cada vez que se sube al escenario. Se emociona con el aplauso del público y después nos lo cuenta cuando termina la función con mucho orgullo. ¡No lo puede creer!
Adriana: -Mi viejo no pudo seguir su carrera de pianista. Fue un gran pianista. Quiso seguir con la música, pero no pudo por las vueltas de la vida. Entonces, para nosotras, también es un ejemplo de que los sueños se pueden cumplir. Es muy inspirador. Hay chicos del público que estudian piano por mi viejo, luego de escucharlo en el teatro.
Ciudad: -Entonces, Adriana, formaste parte de una familia de actores, más allá que vos fuiste maestra jardinera. ¿Cómo fue el pasaje de ser docente a empezar a componer y a subirte a los escenarios?
“En mi familia, la música estuvo siempre muy presente. Mamá y yo cantábamos, mi hermano hacía percusión y papá tocaba el piano”.“En mi familia, la música estuvo siempre muy presente. Mamá y yo cantábamos, mi hermano hacía percusión y papá tocaba el piano”.
Adriana: -En mi familia, la música estuvo siempre muy presente. Mamá y yo cantábamos, mi hermano hacía percusión y papá tocaba el piano. Esos recuerdos de la infancia, esos ratitos de domingo, son imborrables. Aunque no se dedicaban a eso, mamá y papá se conocieron en un teatro; ella cantando y él tocando el piano. Se ve que siempre estuvo esa llamita en mi alma. Primero empecé haciendo canciones para mis alumnos del jardín, y yo soñaba. Soñaba fuerte. Siento que la vida me lo fue dando, me fue llevando a ese lugarcito. Admiraba mucho a grandes directores de teatro para niños: Hugo Midón, Héctor Presa. Empecé a trabajar en teatro, hasta que fui a un casting y no quedé. A partir de esa gran frustración, me empecé a preguntar si me quedaba con esa angustia de no haber quedado porque se me fue la voz de los nervios que tenía, o si me levantaba y seguía con todo. Y así fue como, ese año, arranqué mi carrera sin pensarlo… por esas vueltas de la vida.
Ciudad: -Ustedes tienen a un público que es el más sincero de todos, porque los chicos lloran si no les gusta algo; sonríen, cantan, aplauden si les gusta… ¿qué anécdota tienen con ellos? Quizás una mirada que no se olvidan más, un regalo que les hicieron, una carta…
Adriana: -Hay un montón. Son muy sinceros. Además, mi alma de maestra jardinera me hace bajar a la platea (aunque sean teatros enormes) y se crea el clima cálido de una salita de jardín. Y bajamos con el micrófono y los chicos hablan cuando les preguntamos algo en concreto.
Julieta: -Es muy interactivo el show. Charlan un montón con nosotras.
Adriana: -Y de regalo, hemos recibido de todo: chupetes, pañales, mamaderas, cartas… de todo. ¡Hermoso!
“Los adolescentes de 15 o los de 20, me dicen que soy el recuerdo de su infancia feliz. Me agradecen. Me cuentan que, apenas suena una melodía mía, les recuerda a su niñez”.“Los adolescentes de 15 o los de 20, me dicen que soy el recuerdo de su infancia feliz. Me agradecen. Me cuentan que, apenas suena una melodía mía, les recuerda a su niñez”.
Ciudad: -Vos, Adriana, tanto como educadora y como cantante, ¿qué te dicen esos chicos que quizás están rondando los 20 años y que eran fanáticos tuyos de chicos?
Adriana: -Muero de amor. Es muy fuerte. Los adolescentes de 15 o los de 20, me dicen que soy el recuerdo de su infancia feliz. Me agradecen. Me cuentan que, apenas suena una melodía mía, les recuerda a su niñez. Muchos vienen al teatro y traen a sus padres de sorpresa. Eso es tremendo. Es como viajar en el tiempo, vivir una experiencia de amor, de energía hermosa. Y nosotras sentimos que lo único que te queda en la vida es la experiencia vivida.
Ciudad: -¿Cuáles eran los ídolos de sus infancias?
Julieta: -Yo veía Caramelito y Midón, claramente me crie con eso.
Adriana: -Los míos fueron Midón, Carlitos Balá, los payasos españoles Gaby, Fofó y Miliki, y jugaba con mi hermano a “Hola, Don Pepito”.
Julieta: -En el show, hacemos un homenaje también con los clásicos…
Adriana: -Y ahí, los grandes son niños.
“Hacemos un homenaje a los clásicos de todos los tiempos y, ahí, los grandes se transforman en niños”.“Hacemos un homenaje a los clásicos de todos los tiempos y, ahí, los grandes se transforman en niños”.
Ciudad: -Tu espectáculo es inclusivo. ¿Cómo se lleva adelante? ¿Con qué actividades o recursos?
Adriana: -Nunca lo promocionamos como un espectáculo inclusivo porque, para nosotras, obvio que es así y que tiene que ser así. Convivimos todos en la sociedad. Siempre el volumen de la música está muy tranquilo. Hay cosas que nos encantaría hacer por ejemplo con las luces, pero pensamos que los puede encandilar, los puede asustar…
Julieta: -Evitamos los flashes, los apagones, los estruendos.
Adriana: -Los sonidos fuertes nunca están. Nunca hay apagón total. Siempre tenemos muy presente que vienen muchos chicos con capacidades diferentes, con autismo, y nos incluimos en el show.