“Para mí la cuarentena fue positiva”, resumió Matías Alé (43), dentro de una minoría que logró revertir los obstáculos, la incertidumbre y la montaña rusa de emociones que golpeó a los ciudadanos desde la llegada del coronavirus. La palabra ‘resiliencia’ es el hilo conductor que regirá toda la nota que le dio a Ciudad, donde dejó en claro que el brote psicótico que sufrió cinco años atrás lo paró desde otro lugar, lo obligó a barajar y dar de vuelta. Y esta vez le tocaron buenas cartas. Ahí se quiere quedar, donde cada paso es una meta cumplida que le permite dar el próximo paso.
“Estoy bien de salud, conseguí trabajo, bajé 10 kilos y me puse una heladería”, enumeró como quien hace una lista y va tachando cada ítem, con una voz que suena a orgullo, con la felicidad de permanecer 20 años en el rubro que le hace latir fuerte el corazón. “Me siento un afortunado, el medio no me soltó la mano, ni tampoco me pegó en el piso”, agregó, asegurando que su gran capital fue el cariño que cosechó a lo largo de su carrera.
Y un proyecto que es la antesala de lo que soñó de chico: una heladería. Y lejos de una mirada como empresario, Alé espera que se levante el aislamiento para ser él mismo el que con su característica sonrisa atienda al público, casi como una forma de devolver lo que tanto le llegó en forma de aplausos, besos, fotos y palabras de amor.
Con ustedes, Matías Alé en primera persona.
-¿Cómo venís transitando el aislamiento y qué cosas pasaron en todo este tiempo?
-Terminé la temporada de Mar del Plata el 14 de marzo y me iba a ir de vacaciones con dos amigos, y los últimos días se empezó a nombrar el tema del coronavirus así que lo tuve que suspender. Ahí decidí quedarme en la Costa a descansar antes de empezar la gira de Mi mujer se llama Mauricio, y cuando todo se empezó a cerrar, me fui a hacerle compañía a mi mamá. Así que lo arranqué con ella, haciendo gimnasia, encargándome de hacer las compras y cuidándome de las comidas porque me propuse bajar de peso. A los dos o tres meses me llegó la propuesta radial de Sol María Elizabeth Pérez y estoy haciendo en Radio Colonia (AM 550) donde estoy todos los días de 22 a medianoche con Alejandro Cupito y Fabián Gianola con Sun productora haciendo Distancia social. Ahí decidí volver a vivir solo y hacerle entender a mi vieja que era también para cuidarla a ella. Traté de acomodarme, soy una persona con resiliencia después de todo lo que pasé. Logré asomar la cabeza, reponerme y volver a la vida. Entonces, para mí la cuarentena fue positiva.
"Hace muchos años que quería ponerme una heladería porque me atrae desde chiquito. Ya estuve practicando y me 'coachearon' tanto a mí como a las dos chicas que están ahí atendiendo".
-¿Te da miedo el contexto que se está viviendo?
-No, miedo no. Es como el mar, yo no le tengo miedo porque sé nadar, pero lo respeto. Trato de no hacer macanas, de cuidarme, estoy siempre con el barbijo puesto, no me junto con nadie. Ahora se permite tomar un café, pero respeto la distancia social y uso alcohol en gel. No tengo ganas de contagiarme. Tengo algunos amigos que ya lo transitaron y no quiero que me pase. Yo estoy bien y los que quiero también. Estoy bien de salud, conseguí trabajo, bajé 10 kilos (me quedan 10, pero lo estoy haciendo sin ningún apuro) y me puse una heladería.
-¿Cómo surgió esa idea de apostar por este emprendimiento?
-Hace muchos años que quería ponerme una heladería porque me atrae desde siempre, desde chiquito. Y en un principio la quería poner en Carlos Paz porque creo que ese lugar va a ser mi lugar en la vida en breve o más adelante, pero sé que voy a terminar viviendo en Córdoba porque amo la provincia, el aire de las sierras, la calidez de la gente, el sentido del humor que tienen, son amorosos y siempre tienen buena onda. Cada temporada la disfruto muchísimo. Y esta idea empezó porque Ale Cupito tiene un íntimo amigo que se llama Guillermo Bosca y que tiene una heladería en Belgrano que se llama Frapole. Y cuando empezó la cuarentena, nos sentamos a charlar. Ahí surgió la posibilidad de asociarnos a Flavio Mendoza y su socio, Maxi. La heladería queda en Corrientes, al lado del teatro Broadway, a media cuadro del Obelisco. Una parte la tiene Alberto Di Raimondo -que es el productor teatral de Flavio y con quien me llevo muy bien desde hace años- que se asoció con Maxi. Y de nuestro lado, estoy con Guille Bosca –el dueño de la franquicia- y Ale Cupito que es mi compañero de radio y socio. Frapole tiene un local en Belgrano y una sucursal en Mallorca (España). Cuando se levante todo esto, nos iremos a conocer nuestra franquicia.
"Estamos muy contentos con mi psiquiatra, que veo una vez cada 40 días, trabajando en equipo con mis amigos y mi familia, y ya totalmente recuperado. No volví a tener recaídas en estos 5 años que pasaron desde mi problema de salud".
-¿La gente te va a ver atendiendo?
-Cuando pase todo esto, por supuesto, tengo que cuidar mi producto. Ya estuve practicando y me 'coachearon' tanto a mí como a las dos chicas que están ahí atendiendo. Ahora no puedo ir todos los días por el laburo y por cuidarme, pero cuando pase todo esto, voy a ir. Ya tengo la meta de poder abrir una sucursal en Carlos Paz, cosa de tener una excusa de ir más seguido y el día de mañana cuando quiera, instalarme allá. Si no, la idea es ir y venir; tener un trabajo allá, con un departamentito y poder moverme con esa libertad.
-La gastronomía es uno de los rubros más golpeados de la pandemia. ¿Te dio miedo meterte de lleno en esto?
-Soy bastante pensante, pero cuando algo me hace ruido para bien, me meto de lleno. Es un momento en el que hay que esperar a que empiece a funcionar porque los teatros no están funcionando. Estamos haciendo mucho delivery en las oficinas al mediodía y estamos con un radio de unos 5 kilómetros a la redonda con una aplicación de pedidos. Creo que cuando se abra todo, va a empezar a andar todo mejor.
-¿Es verdad que hay un gusto que lleva tu nombre?
-Sí, el maracuyá. El otro día en Cortá por Lozano lo dije en chiste, pero después me llamó mi socio y me dijo que el 'Maracuyá de Alé' es mi sabor por la M de Matías.
"Hoy estoy libre y preparado para que se me presente un gran amor, entonces no quiero que se me pase el gran amor por al lado y yo estar distraído con otras. No tengo apuro, me siento bien".
-¿Cómo estás de salud?
-Estoy muy bien. Estamos muy contentos con mi psiquiatra, que veo una vez cada 40 días, trabajando en equipo con mis amigos y mi familia, y ya totalmente recuperado. No volví a tener recaídas en estos cinco años que pasaron desde mi problema de salud. Trato de sacar lo positivo y darme cuenta de otras prioridades que no sean estar todo el tiempo arriba de la ola, porque después te terminás cayendo. Y también fue positivo para darme cuenta de las personas que estuvieron cerca, los productores que siguieron apostando por mí, los que me vinieron a ver cuando estuve internado. El medio no me soltó la mano, ni tampoco me pegó en el piso. Me siento un afortunado de cómo trataron mi enfermedad en ese momento, cómo trataron a familia y a mí. No sé si tengo una buena carrera, soy un gran actor, humorista o conductor de televisión, pero mi mayor capital es el cariño de mis colegas, la gente y llegar a un medio que me recibió con los brazos abiertos y que me deja hacer lo que más me gusta. La gente enseguida te saca la ficha, no es un personaje que tengo montado desde hace 20 años. Soy el Matías Alé de siempre.
-¿Cómo está tu situación sentimental?
-Estoy muy tranquilo. El tiempo que tengo en casa lo uso para leer. Ahora estoy leyendo una obra que es un stand up mío, tengo ganas de hacer un streaming cuando lo tenga preparado. Y ese tiempo que antes lo ocupaba para estar con alguien, ahora lo uso para otras cosas, para hacer Zoom con mis amigos y con mi vieja. Estoy solo. No sé si es un momento para conocer a alguien, pero algún mensaje con alguien capaz hay. No es mi prioridad hoy. Ya estuve mucho tiempo en pareja o conociendo a alguien. Hoy estoy libre y preparado para que se me presente un gran amor, entonces no quiero que se me pase el gran amor por al lado y yo estar distraído con otras. No tengo apuro, me siento bien. No soy una persona ansiosa por tener hijos. Hoy mi presente, así como lo tengo, lo tengo que cuidar porque está bueno.