No es una tarde cualquiera. Ninguna lo es desde que la historia escribió un capítulo inesperado que obligó a cambiar por completo la rutina de las personas, la forma de encarar los días, de concebir las relaciones, de protegerse contra lo desconocido y peligroso. Son tiempos de pandemia, desconcierto y montañas rusas de emociones intensas, tal vez más intensas que de costumbre. Pero del otro lado del teléfono se escucha una voz serena. Pablo Giménez, el asistente de Guido Kazcka, se prepara para ir a trabajar -como cualquier otro día- a Bienvenidos a bordo, un programa que mantiene una fórmula que funciona: las risas, los premios, los famosos invitados y la espontaneidad de los participantes.
Pablo tiene 35 años, creció en Devoto junto a otros cuatro hermanos y hoy vive en Villa Urquiza con su esposa. Estudió producción de cine y televisión, un terciario de 4 años y paralelamente le dio forma a su pasión por la música estudiando en el conservatorio durante casi 4 años. Para muchos, estar en la pantalla y al lado de uno de los conductores del momento podría ser el anhelado sueño. Pero para él no. “Yo llegué a la tele de casualidad”, recalcó, dejando en claro que su camino en los medios fue gracias a una secuencia que llegó a su vida sin buscarlo.
“No soy mediático, me cuesta dar notas y soy perfil bajo. Yo soy el productor de Guido y es su programa. La figura y la estrella es él, yo solo soy funcional al programa”, se encargó de aclarar, escapándole todo el tiempo al primer plano.
Foto: Pablo Giménez en Bienvenidos a bordo.
“No me veo como actor, ni me veo haciendo temporada en Carlos Paz. No hay chance. Hoy todo el mundo quiere hacerse famoso con las redes sociales, que la gente coreé su nombre, hacerse súper conocido o ser el actor más fachero. Pero yo no tengo esas inquietudes. Tengo redes porque me sirven para laburar. Me da lo mismo si se necesita que esté mi cara en el programa o no esté nunca”, reafirmó, marcando constantemente la tilde en dejar de lado la posibilidad de estrellato.
Los primeros pasos en TV se dieron después de haber incursionado por otros rubros: “Yo hice de todo. Repartí pizzas y hasta laburé en un laboratorio. Un día los editores de Canal 13 estaban dando un curso de edición y mi hermana que laburaba como productora ahí, me dijo ‘che, van a dar un curso de edición. ¿No querés editar?' Lo hice, y a raíz de eso me llamaron de la productora de Chiche Gelblung, para editar en De dónde vengo, el programa que conducía por Canal 26. Ahí empecé como editor en el mundo televisivo hasta que otro día, mi hermana me avisó que estaban haciendo entrevistas para ocupar el rol de productor en Canal 13. Así que quedé y estoy en la producción de Guido hace como 8 años. Después se dio que mandaron a hacer una especie de participación para agregarle a Con amigos así (KZO), la parte lúdica con los invitados. Después se renovó el staff y terminé estando como parte del equipo con el Pollo Álvarez, Magui Bravi, Cande Ruggeri y Javi Ponzone. Eso también fue de casualidad, o de a poquito".
Foto: Pablo Giménez y el resto del panel de Con amigos así.
“La vida te va sorprendiendo con las cosas que te van pasando, no es que todo lo buscás”, sintetizó sobre ese salto al reconocimiento tan impensado. Y agregó, con risas por lo bajo: “En la calle me reconocen, me dicen ‘vos sos el que está con Guido, mandale un beso’. No me puedo quejar, gracias a Dios nunca me putearon. Me saludan siempre con buena onda”.
En su ida y vuelta con Kazcka (con quien tiene una excelente relación y describe como un Nº 1, de quien aprende tanto en lo profesional como en su forma de pensar) Pablo se presta al humor y a las preguntas personales del presentador: “Por ahí estoy atento a otras cosas, pero si me preguntan algo al aire, no tengo drama en contestar, no lo pienso. Cuando me piden que baile, ahí sí me da vergüenza, pero porque no lo sé hacer. Si fuese Hernán Piquín, no me daría vergüenza”.
Pero su presente no solo está lleno de luces, cámaras y escenografías. La música es otra historia en su vida a la que, sin dudas, le quiere dedicar muchos capítulos más: “Siempre me gustó la música y trato de estar en eso. Empecé de chiquito y quise formalizarlo hace unos 3 años. También soy bastante cinéfilo, siempre me gustó ver películas”, agregó, como resumen perfecto al origen de Sinema, el nombre de la banda que tiene con su hermano.
Foto: Pablo Giménez en una de sus presentaciones con su banda Sinema.
“Sí, desde hace 3 años tengo una banda de rock con mi hermano más grande. Él es el que canta y toca la viola, y yo toco la guitarra y hago coros. Se llama Sinema por mi fanatismo por el cine. Le dedicamos mucho tiempo. Nosotros veníamos haciendo música hace mucho y hace unos 3 años más o menos, tomamos la decisión de armar un proyecto serio y encaminarlo. Y hace un año sacamos un disco (llamado Magnífica estereofónica). Tocamos en Niceto, The Roxy. Ahora con la pandemia todo se frenó, pero la idea es sacar un segundo disco”, describió, con otro tono en su voz, la de alguien al que se le nota la pasión con la que encara un proyecto.
Foto: El primer CD que sacó Pablo Giménez con su banda Sinema.
Esa energía que le imprime a este desafío con su hermano, conlleva las discusiones lógicas: “Nos peleamos todo el tiempo, pero también sabemos que siempre tienen reconciliación y eso está bueno. Las discusiones tienen que ver con la exigencia y porque somos hermanos y terminamos discutiendo. También componemos juntos entonces uno tira una idea, el otro otra, y hasta q nos pusimos de acuerdo por ahí discutimos media hora. Pero estamos entusiasmados”.
"Si me sacás una foto y me preguntas qué se ve, prefiero que vean a una persona normal, a un tipo que sueña con comer un asado en su casa con su familia, mirando una película. Me conformo con la vida normal, con eso soy feliz. Una vida en la que disfrute de mi familia y de mi trabajo”.
“Me gustaría vivir de la música porque le tengo otro cariño. Pero en este país es más difícil encaminar todo para el lado de la música hay mucha demanda de bandas. No es tan fácil hacerte un lugar. Así y todo, estábamos bastante bien encaminados, pero es difícil”, continuó, esperanzado de poder seguir por este camino, pese a que debió frenar varias fechas donde se iban a presentar.
Sus ganas de retomar todo lo que este contexto histórico le arrebató sin saber en qué fecha se va a normalizar todo, son fuertes. Pero ante la pregunta de cuál su sueño, no dudó: “El sueño de mi vida es tener hijos”.
“Yo soy un tipo tranquilo, me gusta vivir tranquilo, poder desarrollarme en alguna actividad que me dé tranquilidad emocional y al mismo tiempo me sirva para pagar el alquiler de mi casa. Soy de ese estilo de persona".
Más celoso de su intimidad, Pablo prefirió no ahondar en detalles sobre la mujer que lo acompaña desde hace una década: “Estoy en pareja de hace 10 años y estoy casado hace 5. Siempre fui poco salidor, poco bolichero, poco mujeriego (aclara que tuvo solo dos novias). Mi mujer prefiere mantener su identidad en el ámbito de lo privado porque no tiene nada que ver con el medio”.
¿El mejor resumen? En sus propias palabras: “Yo soy un tipo tranquilo, me gusta vivir tranquilo, poder desarrollarme en alguna actividad que me dé tranquilidad emocional y al mismo tiempo me sirva para pagar el alquiler de mi casa. Soy de ese estilo de persona. Si me sacás una foto y preguntás qué se ve, prefiero que vean a una persona normal, a un tipo que sueña con comer un asado en su casa con su familia, mirando una película. No tengo en la cabeza tocar en River, ni ser famoso. Me conformo con la vida normal, con eso soy feliz. Una vida en la que disfrute de mi familia y de mi trabajo”.