El jueves pasado Adrián Napolitano le ocasionó un daño irreparable al Boca de sus amores, cuando roció con gas pimienta la manga por donde debían salir los jugadores de River a disputar el segundo tiempo del partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores. Aunque en un primer momento no se sabía quién o por qué habían cometido ese delito, el lunes Fox Sports mostró el video en el que se ve el momento exacto del ataque y luego se supo que el agresor era un caracterizado simpatizante xeneize apodado El Panadero.
"Mi viejo me dice "cuándo se te va a acabar (esta locura por Boca)" y no se me acaba nunca. Parece que cada vez es peor, porque cada vez quiero más, quiero viajar a otro país. Juro que me levanto pensando en Boca".
Más allá del triste episodio que provocó la eliminación de Boca del torneo continental, Napolitano tiene una historia de fanatismo enfermizo que él mismo relató hace 14 años en El Aguante, el histórico programa sobre hinchadas que salía por TyC Sports. "Mucha gente me conoce. Muchos me sacan por el gorro, por el enterito. Ya hace años que voy. Empecé yendo solo y ya junté un grupo bárbaro. Lo mío es Boca. Me levanto pensando en Boca. Yo no jodo para nada, pero si me invitan a un cumpleaños en 15 días, lo primero que me fijo es si ese día juega Boca. Primero está Boca, después todo lo demás".
En alusión a la final por la Copa Intercontinental del 2000 jugada en Tokio, en la que el equipo de Carlos Bianchi le ganó a Real Madrid por 2-1, Napolitano marcó lo que a su parecer marca la diferencia de la hinchada de Boca con la de River: "Lo de Japón fue impresionante, ibas a la calle, a los bares, y era como estar en Capital, cortamos las calles. Boca llevó 8 mil personas (en el 2000), River 360 (en 1996), ahí está la diferencia".
También contó una anécdota de su fanatismo: "La peor, la que todos me dicen que estoy enfermo es un sábado que Boca jugaba con San Lorenzo, no podía ir por el laburo, pero fui igual a la cancha, entré, vi 10 minutos y me fui. Mi viejo me dice 'cuándo se te va a acabar (esta locura por Boca)' y no se me acaba nunca. Parece que cada vez es peor, porque cada vez quiero más, quiero viajar a otro país. Juro que me levanto pensando en Boca".