A muchas ni se les ocurriría, pero apareció la primera valiente. A favor de la belleza natural, Catherine Fulop (50) se animó a posar para una tapa histórica de la revista Gente, la primera sin ningún retoque digital: "A los 50, renuncio a las cirugías y al Photoshop", reza el título de portada.
Abanderada de la buena alimentación y los ejercicios como forma de vida, la conductora de Los unos y los otros demostró qué es lo que la convirtió en un ícono de belleza en la Argentina desde que el público la descubrió, y de dónde nace su afán por mostrarse tal cual es: “Estudiando fotografía, descubrí lo bello de las marcas personales. Cuando quería borrar una manchita de algún rostro, mi profesor me retaba: '¡¿Por qué vas a hacer eso?! Cada arruga, y hasta la flaccidez misma, cuenta nuestra historia. Eso somos'. Y a mí -que en las revistas ya venía viéndome como operada (peor que personalmente)- me fascinó ese mensaje de aceptación. El Photoshop es una gran agresión cultural. Somos nosotros los que elegimos consumir sólo la perfección, porque si eres viejo, eres feo y descartable. En este país hay sólo tres perpetuadas a las que el público no cuestiona ni exige explicaciones, hagan lo que se hagan: Susana Giménez, Moria Casán y Mirtha Legrand. La clave está en la aceptación: tomar lo que esté a nuestro alcance para estar más lindas, más saludables, recibiendo los años con integridad”, expresó en diálogo con el semanario.
Sin embargo, Cathy se declaró fan de la tecnología: “Hoy elijo cualquier tratamiento estético a un par de zapatos. Por eso nunca me verán con carteras caras… ¡pero por mis tratamientos pago lo que sea!”.
Luego, agregó: "Me aterra el hecho de buscarme en el espejo y no reconocerme. Mucha gente enloquece por la adicción al quirófano. Una va al cirujano para sacarse la bolsita de los ojos y sale con una mirada de espanto. Entonces visitas a otro para corregirlo y te sugiere: ‘En realidad, lo que necesitas es más pómulo, para equilibrar’. Y quedas espantada y rellena. Luego alguien te ofrece dientes… ¡pero esos king size! ¡Qué carnicería, por Dios! Menos te reconoces, más bisturí consumes".
Pese a su nuevo estilo de vida, Fulop reconoció haber pasado por el bisturí, aunque nunca quedó satisfecha: “Tuve cuatro cirugías de lolas, porque había que compensar tanta cola. Luego, mis labios… ¡¿Por qué tuve que inyectarme colágeno?! Mi boca ya no fue la mía. ¿Y qué siguió? Las ‘revolveras’ (o ‘pantalón de montar’, la grasa en caderas y/o muslos). Fue la peor inversión de mi vida. Perdí la piel de delfín que me elogiaban mis amigas. La acción de las cánulas destrozó el área, y si acumulo líquido aparecen los hoyos. Fui tan arriesgada y hoy al mirarme digo: ‘¡Estúpida! Ahora te la bancas, idiota’”.
Además, Cathy explicó las razones por las que considera que las argentinas no están aptas para seguir su metodología: “¡Porque nos falta espiritualidad! Vivimos agresivos. Estamos siendo muy crueles. No hay respeto por las opiniones diferentes, ni por los propios cuerpos, porque las cirugías también son agresiones. Yo he comenzado un camino de reconciliación conmigo. Hoy quiero conocer mi genética tanto como mi espíritu. Soy obsesiva con mi cuerpo porque adentro vive mi alma”.
Por último, Fulop dio las claves para mantener una relación de 20 años con Ova Sabatini (50) -con quien tiene a sus hijas Oriana (19) y Tiziana (16)- y conservar la llama encendida: “Tengo una vida sexual muy sabrosa, más sibarita, más intensa. No pasa una semana sin haberlo hecho dos veces. Le doy un lugar muy especial al erotismo. Ova y yo -que ya hemos cruzado tantas barreras- hablamos mucho sobre nuestros deseos, miramos porno, buscamos alternativas nuevas para incentivar la pasión”, concluyó.