Es la jurado efervescente de Bailando 2015. Los originales -y a veces desconcertantes- comentarios de Soledad Silveyra le imprimieron un sello personal a su participación en ShowMatch, al punto de que los pasos de comedia con Marcelo Tinelli se han convertido en un clásico de cada programa. Morisquetas, degustaciones etílicas en vivo y más.
En su cuenta de Twitter, Solita ha demostrado con creces ser una mujer capaz de reírse de sí misma, que ha aprendido a no tomarse tan en serio. Porque aquello que ocupa la vidriera mediática, a esta altura lo sabe, debe ser asimilado de esa forma. Lo realmente importante, y que tan bien conoce, tiene que ver con otras cosas. En ese caso, sí, ella se permite reflexionar sin concesiones. A sus (espléndidos) 63 años y en un gran momento profesional, la actriz se entregó a una charla sin casete con Ciudad.com.
“A esta altura de la vida, una saca los debe y los haber, te podés morir en cualquier momento…”, asegura, sentada en un sillón de su piso de Barrio Norte. Las fotos familiares decoran los rincones de su silencioso búnker en la Ciudad de Buenos Aires y sus nietos iluminarán sus ojos a lo largo de la conversación. Clara, Inés, Milos y Simón se han convertido en la razón principal de su franca sonrisa y han desplazado al amor de pareja. “No extraño estar enamorada, no tengo más espacio. Un hombre me quita todo y, en este momento, no tengo ganas de que me quiten nada. Lo que tengo ganas, más que hacer el amor, es jugar con mis nietos”, revela con sinceridad.
“No tengo más espacio. Un hombre me quita todo y, en este momento, no tengo ganas de que me quiten nada. Lo que tengo ganas, más que hacer el amor, es jugar con mis nietos”.
- ¿Cómo ves este año ShowMatch?
- Realmente la devolución es distinta ahora, no podemos basarnos solo en la calidad el baile. No vamos a poder calificar una calidad de baile porque, por ejemplo, Freddy (Villareal) va a salir como Onur a bailar... entonces nuestra mirada tiene que ser mucho más amplia. Hay que ponerse a la altura de los personajes, muy diferentes a los del año anterior, cuando se exigía calidad de baile porque había bailarines del Colón. Eso mismo ya rige una mirada, y acá es mucho más amplia.
- ¿Qué te pareció el reemplazo de los virtuosos del año pasado por el humor?
- Creo que Marcelo sabe muy bien lo que hace. Es un año electoral y la gente necesita humor. Confío plenamente en él.
- Tenés una extensísima carrera. Actriz, conductora y jurado en uno de los programas más vistos de la televisión, ¿te sentís consagrada como artista?
- ¿Consagrada? Para mí esa palabra no existe, es una utopía. Yo tengo un horizonte y siempre quiero llegar ahí y se va. No, para nada, no me siento consagrada, siento que voy en un camino y creo que llego al horizonte y se va.
- ¿Entonces no te sentís una estrella en el ambiente?
- Yo creo que las estrellas están en el cielo. Yo prefiero tener los pies en la tierra y la mirada en el cielo. Las estrellas están para mirarlas, para salir con mi nieta y buscarlas. No, no, no.
“Miedo al fracaso tenemos todos cada vez que encaramos un proyecto. Lo importante es que siempre te terminen ganando las ganas y hacer todo lo posible para hacerlo”.
- Es un gran ejercicio para el ego, no se escucha a muchas figuras una declaración así hoy en día en que la fama se ha constituido un valor en sí mismo.
- Creo que la gente se pierde cuando su ego se la come. Y esto pasa en todos los ambientes, creo que el ego siempre te termina jugando en contra. Tal vez yo me pongo en una postura muy de humildad… Mis amigas siempre me dicen “Solita, este año cortala con el ‘gracias’”. Y me pregunto por qué molesta tanto el ‘gracias’, cuando para mí es una palabra fundamental, me parece un principio de educación básico y me conmueve.
- ¿Alguna vez tuviste miedo que el ego te pusiera en una posición que no compartís?
- El fanatismo del público es maravilloso un instante, pero no es sano todo el tiempo. A mí me preocupa y cuando la gente se pone fanática; siempre, inmediatamente, los toco para que bajen. “No me busques allá, estoy acá”. Algunas dicen que soy demagoga, pero a mí me gusta estar con la gente, tocarlos para que no idealicen, para que se den cuenta de que estamos acá. Lo hago porque quiero que la gente me sienta cómo soy.
- ¿Viviste situaciones de desborde?
- Me ha pasado, pero no de asustarme. No me asusto, controlo y bajo. Siempre en el teatro salgo por la puerta de adelante, jamás salgo por atrás. Muchos actores para no tener que pasar por esta situación lo hacen para evitarlo. La gente estalla, pero yo enseguida controlo como en una manifestación. Cosa que también me hace sentir como con un cierto poder para que la gente se tranquilice. Es un horror esto que acabo de decir, pero creo que la energía de uno se trasmite y crea respeto. Si no, se profundiza el fanatismo, eso de ser inalcanzable. En mi vida no está ese juego del misterio, de la diva del teléfono blanco.
- ¿Dónde depositás tus miedos?
- No tengo un miedo cotidiano, ando en la calle sola a las 3 de la mañana. No tengo miedo, la verdad. Miedo al fracaso tenemos todos cada vez que encaramos un proyecto, pero lo importante es que siempre te terminen ganando las ganas y hacer todo lo posible para hacerlo.
“El fanatismo del público es maravilloso un instante, pero no es sano todo el tiempo. Creo que la gente se pierde cuando su ego se la come, siempre te termina jugando en contra. Tal vez yo me pongo en una postura muy de humildad…”.
- ¿Y dónde descansan tus alegrías?
- Fundamentalmente en mí, en lo que trabajo para tratar de ser mejor y escuchar más. Estar más humanizada, eso es un trabajo que es muy rico a esta altura de la vida porque una ya empieza a sacar los debe y los haber. Te podés morir en cualquier momento… Fundamentalmente eso, intentar ser lo más humana, sensible y fuerte. Saber escuchar, creo que ahí está puesto el placer, en sentir que esas cosas. Saber que ese trabajo que una se toma con una misma empieza a dar sus frutos y hay una mayor paz y una mayor capacidad de conectarse con el placer.
- ¿Estás analizando tus debe y tus haber? ¿Y cómo dio el balance?
- Me cuesta mucho la atención, soy muy dispersa porque siempre tengo varias cosas en la mente, tengo que aprender a priorizar. No soy de hacer balances, vivo como un trompo. Esto es un trabajo que empecé a hacer con la llegada de la ancianidad, ja ja ja. Poder reírme de eso es un alivio.
- ¿Te angustia el paso del tiempo?
- No, puedo protestar de vez en cuando, pero me gusta que el tiempo pase. Ahora con esto de las redes sociales, me llegan fotos de cuando era joven y las miro con alegría. Sí, obviamente una quisiera tener los brazos y las piernas perfectas, una intenta cuidarse la salud, ir al gimnasio, hacer una dieta. Obviamente que hay algo puesto ahí, pero tiene que ver con la imagen, con tratar de estar bien.
- ¿Y el amor?
- Es un momento de mi vida donde no extraño estar enamorada, estoy completa, no tengo más espacio. Un hombre me quita todo y, en este momento, no tengo ganas de que me quiten nada. Me divierte mi vida así como está ahora, no extraño. Si aparece, aparece, no cierro ninguna puerta, para nada. Tal vez aparezca un tipo que me de vuelta, aunque lo dudo muchísimo.
“¿Consagrada? Yo prefiero tener los pies en la tierra y la mirada en el cielo. Creo que las estrellas están en el cielo. Las estrellas están para mirarlas, para salir con mi nieta y buscarlas”.
- ¿Que te quite todo? Es muy fuerte esa frase, ¿lo vivís tan así?
- Digo, mi vida de hoy, ver menos a los nietos, te tenés que empezar a dividir y yo, en realidad, lo que tengo ganas, más que hacer el amor, es jugar con mis nietos. ¡Esto no me lo pongas como título! Ja ja ja. Si me tengo que confesar, padre, le juro que es así.
- ¿Y cómo te ves de acá a cinco años?
- (Piensa mucho) Antes que eso, a los 65, me gustaría festejar en el under. Sí, me gusta mucho y un gran socio en eso es mi hermano Juan, que está produciendo su primera obra de teatro, que es una maravilla. “Los días después”, se llama. Me llevo alegrías enormes, gente que hace teatro realmente por amor al arte. Lo que me conmueve sobre todo del under es que lo hacen a pulmón, decís “que maravilla”, es muy hermoso eso.