El espectáculo "Band Bang!", que tiene a Pablo Alarcón como actor, director dramaturgo, escenógrafo, vestuarista y creador de las máscaras que usan una decena de intérpretes y músicos, contiene sucesivos apuntes sobre la conducta humana y sorprende por su humor y calidad en una sala porteña.
Con un grupo de músicos que también actúan, hay una tenue línea argumental sobre el fracaso de ciertas intenciones humanas, en la que se ve cómo un chico enamorado debe soportar el desdén de una nena indiferente o un pescador sufre la invasión de un buzo con escafandra y otros personajes en su pacífico esparcimiento.
A eso se suman un galán que no logra sacar a bailar a las mujeres en un cabaret y una monja que ve cómo la vida mundana interfiere en su proselitismo, aunque también hay episodios aislados que apuntan al gag simple, a la ternura de unos bebés-músicos o al simple muestreo de una capacidad acrobática.
Ese recorrido por lo cotidiano trae a la memoria los filmes de Jacques Tati, que tomaban pequeños hechos absurdos para bañarlos en humor y humanidad, que en este caso se ofrece en un estilo indefinido entre el teatro, la acrobacia y el circo, ayudado por una luces certeras -de Matías Pilotti- y una escenografía ingeniosa y eficaz.
Lo que le da una característica notoria a la pieza es la utilización de máscaras -elaboradas en forma artesanal por Alarcón junto a Juan Palavecino- que cubren por completo la cabeza de los intérpretes y provocan una sensación extraña al modificar las naturales proporciones de los cuerpos, únicos elementos de expresión dado que los actores no hablan.
Con la música como elemento primordial, "Band Bang!" se permite incursionar en temas nativos y mezclarlos con otros y así se puede pasar de una polca de pueblo a un ragtime que recuerda al cine mudo y de allí a un baile apache, todo con una frescura a la vista, donde además del reconocible físico de Alarcón se puede apreciar en varios papeles a su hija Agostina -también hija de la actriz Claribel Medina-, una figura a tener en cuenta.
Es una pena que ante el entusiasmo que provocan ciertos ritmos -por lo menos en la función a la que asistió quien firma- parte de la platea se prenda en la discutible costumbre de acompañar con sus palmas y así tapar a los instrumentos, lo que empeora con rotundos golpeteos en el piso de madera.
Cuando ya parecía que el espectáculo iba a ser sólo una recorrida por el ingenio y la sorpresa, aparece el Alarcón -ex galán de teleteatro, actor respetado- interesado por la realidad y lo que hace es referir a ciertas constantes de la saga histórica argentina, agregando un tono dramático y sombrío a lo que parecía más universal.
Con un guiño generalizado a la platea, el elenco la emprende -desde la banda sonora- con recordados ritmos populares de otras épocas entre los que se encuentra el estribillo "deben ser los gorilas, deben ser..." y entonces, al detonarse un bombardeo se subraya cómo ocurre el fin de las arcadias.
Con música original de Javier Benítez, Osvaldo y Martín Aguilar y el mismo Alarcón -con la inclusión de algún tema reconocible- el espectáculo tiene valiosos aportes de los músicos Ernesto "Corcho" Segall, Javier Benítez, Marcos Rodríguez, Ángel Cams, Mariano Frumento, Juan Eguiguren, algunos pertenecientes al ámbito callejero y al transporte público, más las actuaciones de Alan Barceló y Enzo Demartini e Isaías Letelier como reemplazantes.
"Band Bang" se presenta en El Cubo (Zelaya 3053 de la ciudad de Buenos Aires), los viernes y sábados a las 21 y los domingos a las 17.
Fuente: Telam.