Bellas, fuertes y famosas. Mirtha Legrand es la matriarca de una dinastía en la que Marcela Tinayre y a Juana Viale son sus otras dos integrantes.
Aunque casi nunca dan notas juntas ni posan para una producción de fotos, Clarín Mujer lo logró.
En las imágenes se las ve impecables a las tres, coquetas y cómplices. Luego, en la charla, también íntimas. "A mí me encanta seducir. Creo que si todos nos sedujéramos, seríamos más felices", dijo Mirtha.
Marcela, quien se autodenomina la más rebelde de la familia, reveló: "Yo soy muy gamba con Juana, y Juana conmigo. Pero, a esta altura de la vida, no voy a plantearle cosas a mamá. Es una señora grande, que tiene una filosofía de vida mucho más simplista que uno. Te habla de la muerte con más naturalidad. Ella simplifica las cosas, no dramatiza, está más allá... Yo no soy de consultarle nada".
Juana, por su parte, agregó: "Tengo una relación muy linda con mi abuela. Hablo por teléfono casi todos los días. No es una abuela 'nona' que teje y cocina. Pero tiene muchas otras cosas que, por ahí, la 'nona' que teje y cocina no las tiene. Con mi mamá es distinto. Me ayuda mucho con mis hijos. Somos súper compinches. Y, por momentos, también chocamos. Supongo que será la relación mujer-mujer, inevitable. Pero somos muy compañeras".
Sobre la maternidad, Marcela contó: "Siento que mi mejor carrera es haber sido excelente madre. Y sigo siendo madre. Siempre estoy pendiente de ellos. Y ahora Rocco (14) me está costando porque es un adolescente con tdoso los ingredientes de los adolescentes. Disfruto mucho de criarlo. Me impaciento más porque estoy más grande. Pero bueno, vuelvo a repetir todo. Me encanta ser mamá".
Juana también dijo lo suyo sobre el tema: "Les pongo límites a mis hijos. Pero no soy absolutista en nada en la vida. Obviamente, tengo un método de educación muy distinto al de mi madre. Mi hijo varón mayor, Silvestre (7), va a un colegio con pedagogía Waldorf en Chile. Es súper saludable para los niños, para el 'ser'. Va muy a la par de lo que es la evolución natural. No hay una cosa impuesta, la necesidad de que escriba con trazo fino a cierta edad. Estoy haciendo el pase de colegio a Buenos Aires para él así sigue acá con ese tipo de educación. Alí todavía no va a ninguno. Tiene tres años y está mucho conmigo y con Gonzalo (Valenzuela, padre de ambos niños). Siempre está acompañado. Y también va a ir a un colegio con pedagogía Waldorf, una educación que hace cabezas más sanas. Mi hija mayor, Ámbar (12, fruto de su relación con Juan De Benedictis) va al Liceo Francés. No conocía el método Waldorf cuando empezó el colegio. Ella está entrando en una edad en la que quiere hacer un montón de cosas y, claramente, no puede hacerlas. Ella quiere ser actriz, bailarina. Creo que es porque todos los chicos de su edad lo quieren. Ámbar es muy mágica y sensible. Va a desarrollar muy bien lo que le guste, pero es muy chica. Todavía no ha descubierto nada".
Las tres, cada una con su estilo, son únicas y forman parte de una dinastía irrepetible.