Se puso en la piel de uno de los hombres más despreciables de la historia policial argentina y salió indemne. Es más, le va de maravillas con su flamante personaje en Historia de un clan.
Alejandro Awada (53) es el protagonista de la nueva ficción que va los miércoles a las 23 por Telefe, junto a Cecilia Roth, el Chino Darín y gran elenco.
El actor habló con Ciudad.com sobre su rol, la ficción, sus compañeros. Además, protagonizó una divertida perlita (ver video) con el Chino, su hijo en la ficción.
-¿Cómo vivís este gran proyecto que es Historia de un clan?
-Estoy muy agradecido con este proyecto. Ya tengo 30 años de experiencia y a veces sucede y otras no. Esta vez, desde el punto de vista de la realización, sucedió. fue una experiencia fabulosa desde todo punto de vista: maravillosos libros, genial dirección, tener el honor de trabajar para Underground, con ese equipo técnico y con mis compañeros actores. Yo fui muy feliz yendo todos los días a grabar, cosa que no me sucede muy a menudo. La ficción argentina, en la que yo creo profundamente, está en un plano alto. Se dio todo eso. Es una muy buena realización, tiene muy buenos libros y una excelente dirección.
"Estoy muy agradecido con este proyecto. Ya tengo 30 años de experiencia y a veces sucede y otras no. Esta vez, desde el punto de vista de la realización, sucedió. fue una experiencia fabulosa desde todo punto de vista: maravillosos libros, genial dirección, tener el honor de trabajar para Underground, con ese equipo técnico y con mis compañeros actores. Fui muy feliz yendo todos los días a grabar, cosa que no me sucede muy a menudo".
-¿Cómo es tu relación con Luis Ortega, el director?
-Sé del talento de Luis Ortega desde que tiene alrededor de 20 años. Es un gran director, con una gran inteligencia y una gran sensibilidad, es muy trabajador, muy minucioso. Y lo que te puedo decir es que, lo que me tocó a mí, es un excelente director de actores, desde lo plástico, lo argumental y lo narrativo. Nos queremos mucho.
-¿Las grabaciones se parecieron a un rodaje de cine?
-Intentamos que se parezca lo más posible. Tenemos la posibilidad humana, técnica y profesional de realizar una excelente ficción que no tiene nada que envidiarle a la mejor ficción del mundo. Históricamente las ficciones argentinas han sido brillantes, después nos pasó lo que nos pasó, pero vaya mi invitación a productores y realizadores para que volvamos a poner la ficción argentina donde tiene que estar.
-Por lo que vimos, Arquímedes en Historia de un clan da miedo. ¿Cómo fue para vos interpretarlo?
-Entiendo que da miedo porque se observa su oscuridad, su perversión. Y lo actrativo también es que se observe su "yo" social, con una familia normal que se dedica a lo que se dedica mientras construye esa vida social. Eso fue muy atractivo de interpretar. Reitero mi respeto y mi compresión por el dolor de los familiares de las víctimas y las víctimas.
-¿Cómo tomaste vos la historia de Puccio cuando ocurrió, allá por los ochenta?
-Me acuerdo que en su momento me impactó mucho, mucho. Ahora comprendo. El tipo arrancó en los setenta y, desde mi interpretación, fue de la Triple A. Se vendía como un tipo que estaba del lado de la represión, secuestro y asesinato de inocentes. Entiendo que de eso se construyó. Me impactó mucho y no podía creer cómo una familia de clase media de San Isidro podía hacer lo que hizo. Ahora entiendo quién fue este señor, de dónde venía y cierra todo. Ya había secuestrado y cobrado rescates importantes antes de Manoukian. Ahora me cierra el comportamiento de este señor despreciable, desde mi punto de vista.
-¿Cómo fue interpretar a un ser, como bien decís, despreciable?
-Es que yo tengo y conozco mis aspectos oscuros. Pero yo sé qué hacer con eso. Yo los limpio, intento limpiarlos todos los días y estar cada vez más cerca de la luz. Este mugriento, no.
-¿Cómo fue para vos que Cecilia Roth encarne a tu esposa en esta ficción?
-A Cecilia la admiro desde siempre. Es más, desde su primera película con Juan José Jusid que se llamó No toquen a la nena (1976). Es una actriz extraordinaria. La relación con el cumpa y con la cámara que tiene Cecilia es, desde mi punto de vista, pocas veces vista. Tiene un feeling, una delicadeza, una sutileza para estar en el todo que a mí me sorprende y hace que la admire profundamente. Además de su inteligencia y su belleza como ser, como mujer, como actriz y compañera. Todo eso me eleva.
-¿La hiciste sufrir mucho a Epifanía?
-Ja, ja. ¡Nooo! Yo sospecho que Arquímedes era la cara visible. Me parece, es mi opinión, que Epifanía operaba en la oscuridad, en los silencios y la intimidad. Pero es interpretación mía. Lo interesante de la miniserie es que plantea la pregunta de quién era Epifanía, quiénes eran las hijas, si sabían o no. De Alejandro se conoce algo. Que el tipo no quería, después yo indagué y parece que quería... y mucho. Maguila, el mayor, sí quería.
-¿Qué les decís a los espectadores?
-Que les va a gustar mucho, está muy bien esta miniserie. No es chamuyo.
"A Cecilia Roth la admiro desde siempre. Es más, desde su primera película con Juan José Jusid que se llamó No toquen a la nena (1976). Es una actriz extraordinaria. La relación con el cumpa y con la cámara que tiene Cecilia es, desde mi punto de vista, pocas veces vista. Tiene un feeling, una delicadeza, una sutileza para estar en el todo que a mí me sorprede y hace que la admire profundamente. Además de su inteligencia y su belleza como ser, como mujer, como actriz, como compañera. Todo eso me eleva".
MI VIEJO, MI QUERIDO VIEJO
En medio del mano a mano de Ciudad.com con Alejandro Awada, el Chino Darín decidió pasar a saludar a su padre en la ficción y fuimos testigos de un delicioso diálogo entre ellos.
Chino: -¡Cómo lo quiero a este tipo!
Awada: -¿Sabés lo que pasa? Tengo el honor de estar cerca de esta persona maravillosa
Chino: -¡No le mientas a la gente!
Awada: -Este actor es delicioso, extraordinario, va a tener una carrera fabulosa. Pero además es un señor con todas las letras. Es muy importante eso.
Chino: -Es un placer para mí trabajar con ellos.
Awada: -Digno hijo de sus padres reales (Florencia Bas y Ricardo Darín), es un señor con todas las letras. Un divino, un ser delicioso, un ángel, un sol.