Versátil, frontal y carismático. Con esas cualidades, Alejandro Fantino se fue ganando un lugar importante en los medios y hoy es considerado uno de los mejores conductores de nuestro país. Supo imponer su estilo y sus entrevistas siempre dan mucho que hablar.
"No puedo dejar el minuto a minuto. Me enfervorizo si mido bien, me entristezco si mido mal", contó Fantino.
Sus comienzos fueron como relator de Boca en radio Mitre, a comienzos de los 90 y con sólo 20 años. Y él remarca que no le resultó nada fácil. En una extensa entrevista con la revista Watt, le preguntaron si otros periodistas deportivos le tenían -y le tienen- celos, y el conductor aseguró: “Siempre. Cuando relataba a Boca me decían que no podía porque era pichón. Cuando me metí en la tele me decían que no podía hacer un programa, porque sólo sabía relatar. Siempre le fui dando pruebas a todos los que me mataban. Soy respetado por la gente y por los estudiantes más jóvenes. Los pendejos son los más sabios. Tengo una oficina en mi casa con siete Martín Fierro ganados por mí, once en total por mis trabajos. Y pienso: ‘Mirá si serán boludos’. Los periodistas deportivos de mi generación me han subvalorado, pero a la mayoría me los fumé en pipa”.
Esa picante declaración no fue la única sobre sus colegas: “La mayoría de los periodistas son hinchas de clubes grandes. Venden un personaje que no es hincha de nada y la gente no les cree”, agrega Fantino, sabiendo que él es un hincha de Boca y no tiene problema en decirlo.
“Me gusta mucho lo que hago. Y me gusta la guita, eso lo tengo recontra claro. Entre 18 puntos de rating y todos los premios con menos plata, dame algunos premios, 14 puntos de rating y más plata. Soy realista".
En cuanto a su metodología de trabajo, Alejandro aseguró: “Soy malo y mediocre para muchas otras cosas, pero creo que la entrevista es mi don. Te leo la vida de Palito Ortega en Wikipedia y me quedan veinte preguntas. Y en el aire no se nota que las saqué de ahí. A otros sí. Igual sé que soy limitado. El día que no prepare una nota al menos tres horas, fui. En verdad, mis entrevistas son charlas. Descubrí que una cosa era conversar y otra, entrevistar. Se puede decir que tengo muchas horas de conversación”.
Alejandro también se refirió a la vorágine de la tele en la que está inmerso: “Tendría que pensar cuándo dejé de sentirme así, y creo que nunca. No puedo dejar el minuto a minuto. Me enfervorizo si mido bien, me entristezco si mido mal”. En cuanto a las redes sociales, destacó: “Cuando metimos el TT mundial #Noprosede (N de la R: en referencia al mal accionar del Coprosede, el Comité Provincial de Seguridad Deportiva), el programa estaba dando 2.8 de rating. El contrato me lo renuevan por el rating, no por Twitter. Lo uso como una herramienta, pero lo veo medio de reojo. Ahí todos pueden decirte cualquier cosa. No me banco que un tipo me bardee a mí y mi familia. Me da ganas de arrancarle la cabeza”.
Con su honestidad brutal a flor de labios, remarcó: “Me gusta mucho lo que hago. Y me gusta la guita, eso lo tengo recontra claro. Entre 18 puntos de rating y todos los premios con menos plata, dame algunos premios, 14 puntos de rating y más plata. Soy realista. Soy italiano, piamontés, hijo único. Me criaron así. Si mañana la plata me la da un programa de radio y tengo que dejar la televisión, lo hago. No quiero quedar como un mercenario, pero es mi trabajo”.
"Soy bastante parco. Típico hijo único. No entran muchos en mi círculo. Si alguien viene y me dice “vamos a ser nuevos amigos”, me niego. Podría estar un mes en una isla sin hablar con nadie".
Además, el conductor de Animales Sueltos, El Show del Fútbol (ambos por América) y Hora Pico (por Radio 10, aunque en 2013 se mudará a La Red) aportó una mirada muy particular de sí mismo: “Soy bastante parco. Típico hijo único. No entran muchos en mi círculo. Si alguien viene y me dice “vamos a ser nuevos amigos”, me niego. Podría estar un mes en una isla sin hablar con nadie. Estoy horas cebándome mate a mí mismo. Pero no quiero perder el día a día con la gente en la calle. ¿Por qué voy a dejar de ir al supermercado? Lo puedo hacer, es una mentira si dijera que no. Los únicos que no pueden son Tinelli y Susana. La gente no te hace nada, no te vuelven loco. Hay mucho pendejo que pega una buena en la tele y salen con custodios. Si me voy al Botánico a leer un libro porque no quiero hablar con nadie, me van a saludar tres personas. Decir que me persiguen cien, es una gilada”.
La yapa: en un particular Prode (un "juego" de la revista con todos sus entrevistados) a Fantino le dieron a elegir entre Fito Páez y Andrés Calamaro. Y él no sólo no eligió a ninguno, sino que no eligió el empate. Usó la doble para poner las cruces... ¡arriba de los nombres de los artístas, como tachándolos! (ver foto).
Un Alejandro Fantino auténtico.