En cada emisión de Soñando por cantar, a Patricia Sosa se la ve al borde de las lágrimas, siempre al borde, y no es una actuación. Es que la cantante forma parte de uno de los programas con más lagrimeo de la televisión argentina, pero cuando está por llorar, se le quiebra la voz, se emociona, se le empañan los ojos, pero no nunca jamás se le caen las lágrimas, o al menos una sola lágrima.
La pregunta es si ella quiere llorar. La respuesta es que sí. Ella quiere, sí. Pero no puede. Es que a la jurado de Soñando fue operada de presbicia por un prestigiosísimo médico especialista en servicios oftalmológicos, y si bien la intervención fue exitosa, tuvo un penoso efecto colateral. Según indica Ratingcero.com, la intervención le secó la glándula lagrimal que produce la humedad del ojo, de modo que no puede llorar. Así de simple y así de complejo.
Claro que esto es un problema constantante para Patricia, que debe ponerse gotas durante todo el día para lubricarse los ojos de manera artificial. Una verdadera incomodidad y una verdadera curiosidad, a juzgar por el programa en el que participa.