El hecho ocurrió el 18 de julio, en la costa de Ciudad del Cabo, Sudáfrica. Una ballena franca austral salió sorpresivamente del agua y se precipitó contra un barco que navegaba la zona.
La ballena, de unas 40 toneladas, rompió el mástil del yate de unos diez metros de eslora. Sin embargo, pese a tal ataque, los ocupantes no resultaron heridos, según el diario inglés The Guardian.
Lo cierto es que, las autoridades costeras investigan ahora si los ocupantes del barco molestaban a la ballena, ya que algunos indican que las personas no respetaban la zona de exclusión de 300 metros impuesta por las autoridades marinas.
Por su parte, Ralph Motes y Paloma Werner, propietarios de la embarcación, aseguran que apagaron el motor cuando avistaron el animal y permanecieron a distancia durante una hora. Luego, se produjo el ataque.