María Olivia da Silva llegó a Brasil cuando tenía tres años y murió 127 años después en su casa de Astorga, después de cenar y sentirse mal, según el diario O Estado de Sao Paulo.
Aunque el libro Récord Guiness nunca reconoció a da Silva como la persona más vieja del mundo, ella decía tener 130 años.
El tema por el cual la mujer no fue reconocida oficialmente fue que los registros originales de su nacimiento se quemaron en un incendio ocurrido en su casa en la década del sesenta. El único documento que validaba su edad era la copia de su registro civil en donde detalla que da Silva nació el 28 de febrero de ¡1880! en Varsovia.
La mujer se casó dos veces, tuvo diez hijos, todos fallecidos, y adoptó otros cuatro, de los cuales sobreviven tres.
El dato de color es que da Silva murió el mismo día en que la persona más anciana de Georgia Antisa Jvichava celebró su cumpleaños número 130 en la aldea de Sachino, a unos 360 kilómetros de Tiflis.