"Lo hice por afinidad, gusto personal e incluso reivindicación: siempre me ha dado la sensación de que Los Violadores no fueron valorados en su justa medida histórica, sobre todo en sus comienzos, en los 80", argumenta Gonzalo Marcuzzi, un argentino exiliado en Barcelona que es realizador audiovisual y le dedicó a sus ídolos el documental Nada ni nadie los pudo doblegar. Una hora y media de "recopilaciones de mucho material propio, una entrevista con Pil, imágenes de recitales y demás, con una armazón cronológica. Intenté de que sea una historia paralela entre un grupo punk como ellos y el entorno inmediato, la historia reciente post dictadura. Creo que eso es indisoluble en esta banda: sin idealizar, fueron voceros de muchos de nosotros e inspiradores también".