Si ya es tendencia que los blogs trasciendan los límites de Internet para transformarse en papel sencillamente se debe a que en los inicios de la www, a sus creadores no se les ocurrió mejor idea que llamar página a eso que uno abre cuando se conecta y arranca un explorador, aunque le agregue web detrás. Webpage, página de Internet. Página, en definitiva. Que remite directamente al libro, en el camino mantiene las estructuras narrativas tradicionales y, en el peor de los casos, se olvida de todas las posibilidades que el nuevo medio (interactividad, hipertextualidad, por decir algunas) ofrece. Es verdad, hay blognovelas que nunca llegarán al papel. Existe también la wikinovela como proceso experimental. Pero los blogs, más allá del interés de sus historias, la accesibilidad del lenguaje de publicación (otra vez, los post se publican) y la revolución de la que son parte en la vida cotidiana de mucha gente, serán medios de difusión para los miles de escritores escondidos que andan en busca de un editor.
El que inició todo fue el blogger Hernán Casciari, creador del Diario de una mujer gorda publicado en España por la editorial Plaza & Janés y en Argentina por Sudamericana. Después se hizo famoso el blog de la ex prostituta brasileña Bruna Surfistinha que devino best-seller. Tusquets, por su parte, editó Ningún reloj cuenta esto de la narradora mexicana Cristina Rivera Garza; mientras que el catedrático y editor argentino Daniel Link acaba de publicar Monserrat, una serie de relatos anclados en su barrio con origen en Linkillo, su blog. Y el fenómeno sigue: para el 2007 está prevista la publicación en Emecé de los "Ensayos bonsái" que el escritor y periodista Fabián Casas publicó en Mal Elemento, el blog de un programa de radio.