A finales de 2006 Roberto Benigni comenzó la gira de Tutto Dante, primero por pueblos de Italia, luego por varios países europeos, ciudades de los Estados Unidos y Canadá. Hoy, en Buenos Aires, dará la última función del espectáculo y cerrará su tour. "Fue una experiencia brillante por la gran cantidad de gente que me vio en plazas públicas italianas y en otras ciudades donde me sentí parte de un gran concierto. Además, estoy muy emocionado porque no es sólo la primera vez que visito la Argentina, sino también América del Sur", explica el actor en charla telefónica desde Montreal.
Tutto Dante es un espectáculo unipersonal de aproximadamente dos horas. Durante la primera parte, Benigni trabaja en un formato que linda con el stand up, donde aplica su histrionismo para atravesar con humor temas de actualidad. Luego, ingresa al V canto del infierno de La Divina Comedia. "Yo no soy un intelectual, soy un showman -dice-. Pienso que Dante escribió un poema de eterno presente y por eso ambas partes del show están sumamente relacionadas. No soy un profesor, trato de llevar a cabo un espectáculo divertido con Dante, me gusta hacer reír a la gente y al mismo tiempo trato de encontrar la profundidad de la poesía. Hablo sobre nuestros días, de Berlusconi, ahora que se volvió tan popular (alude a las fotos íntimas que recorrieron el mundo, y ríe). Mis colegas dicen que tengo suerte de tener en mi país a un tipo como él en el poder: siempre hay material para la comedia. Espero que en la Argentina pueda hablar de lo que sucede por estos días en el país".
En Coloquio sobre Dante, el poeta ruso Ossip Mandelstam hace una analogía musical del poema de Dante. Mandelstam compara La Divina Comedia con La Pasión según San Mateo de Bach. Benigni va más allá y hace otro paralelismo. "La Divina Comedia es como Bach y Duke Ellington, juntos. O como Beethoven y Jimi Hendrix. Pienso en el Dante como en un amigo, al que convoco todas las noches que hago función", insiste, convincente.
A los trece años trabajó en un circo. ¿Qué recuerda de sus comienzos en la actuación?
Mi madre me pidió que haga la experiencia de trabajar en el circo Drolin, en mi pequeño pueblo natal en Toscana. Era muy joven, tendría trece o catorce años. Fui asistente de mago, pero sólo lo hice durante dos meses. En mi memoria es un recuerdo hermoso. Un tiempo después mi padre, que amaba la poesía improvisada, una tradición muy fuerte en Toscana, me llevó a improvisar poesía y lo hacíamos en plazas y otros lugares de la provincia. Interpretábamos textos de Ariosto y Spenser, fueron esos autores con los que di mis primeros pasos en la poesía.
Con Ariosto y Spenser, ¿cómo trabajó esos textos a tan corta edad?
Aprendí ejercitando la métrica de Ariosto, la melodía de sus versos junto al grupo donde trabajaba mi padre, que rondaba los 70 años de edad. Estaban felices de tenerme ahí y yo trataba de imitarlos en su trabajo. Después aprendí las formas de rima de La Divina Comedia. Empecé a leer entonces y a estudiar a Dante Alighieri: me parecía hermosa la música que anida en cada uno de sus versos. Así lo conocí. Desde el comienzo aprecié mucho la melodía de sus textos. El sonido que reúne varios estilos métricos, populares y cultos para su época.
¿Cuál es la influencia de otros artistas en su formación como comediante?
Tengo que nombrar a varios de los clásicos. Chaplin fue uno de ellos, entendió que para hacer comedia se necesita también mostrar el dolor. Detrás del humor de Chaplin se puede ver la pobreza, el sufrimiento. Pero también entre mis referencias están los puros comediantes como Buster Keaton y Oliver Hardy.
¿Podríamos decir que Dario Fo ha sido un referente para usted?
El es un verdadero autor de teatro, como Pirandello o Pinter. Creó un nuevo estilo, pero no sigo su línea. Me gusta su modo de encarar la cuestión política en el teatro: él es muy directo. Yo no lo soy tanto. Soy diferente, me gusta ser popular. Dario Fo es intelectual, es un líder. Yo no lo soy.
¿Qué lugar ocupa el hecho teatral en su carrera?
Uno imprescindible, sin duda. Porque empecé a trabajar como actor en el teatro, mis primeras obras las realicé con amigos a principios de los años setenta en teatros alternativos de Roma. Es un lugar fundamental para mí. Incluso, cuando realicé trabajos en cine o televisión continué con el teatro, porque amo estar en el escenario, cercano a la gente. Es emocionante y no resisto más de tres cuatro años sin hacer un espectáculo teatral. Necesito estar ahí. Disfruto mucho de las giras, es emocionante.
Comentó que en "Tutto Dante" trabaja sobre la actualidad. ¿Cómo piensa la situación en Europa frente al afianzamiento de la extrema derecha en varios países?
Estuve siguiendo las elecciones durante el tour, es un momento muy delicado porque la crisis económica acrecienta lo peor, entre otras cosas, el racismo, la furia. No es un buen momento pero debemos tratar de dar otro punto de vista. Mi trabajo como comediante me permite dar mi opinión, a la situación en Italia con Berlusconi la tomo en un sentido cómico porque soy italiano.