Doce son los escalones que suben para entrar al Parque Rivadavia. Es sábado, el reloj marca las 16 y ni el sol ni el calor sofocante de un insólito día de invierno las puede doblegar. Son veinte chicas de entre quince y cuarenta años. Más tarde serán treinta señoritas y un caballero. Llegan desde Flores, Zárate, Moreno, San Fernando, Ciudadela, Vicente López, Almagro. Recorren el predio y eligen el lugar justo para sentarse en círculo sobre el pasto húmedo, como indiecitos. Se trata de una reunión de Mi fuerza eres tú, el club oficial internacional de Axel, cuya sede en Buenos Aires tiene nada menos que 700 seguidores.
Hasta hace poco más de una década, los clubes de fans se daban a conocer a través de revistas de música y adolescentes. Los más efusivos guardaban carpetas con recortes de diarios y pegaban pósters en las paredes de los cuartos. Ahora, en tiempos de Facebook y MySpace, las cosas cambiaron: con un par de clics, las redes sociales conectan a admiradores de todo el mundo.
Se trata, en esencia, de compartir. Y, se sabe, lo que comparten los fanáticos es, sobre todo, pasión. Las herramientas que ofrece la web colaborativa son varias y cada red tiene sus ventajas comparativas.
Los artistas utilizan MySpace para difundir nuevos cortes musicales, Facebook para publicar de una manera rápida los shows programados, Youtube para acercar los videos. Los fans, por su parte, crean grupos y foros para debatir, Fotologs para subir imágenes de los recitales y encuentros con otros simpatizantes o con los mismos músicos.
Hay distintas formas de mostrar admiración. Ser miembro de un club no significa lo mismo que dar clic en el célebre "hazte fan" de Facebook. Carolina Gruffat, docente de la UBA, investigadora en formas de participación en esa plataforma, opina: "Ser fan en Facebook es, ante todo, una marca de identidad, ya que adherirse a una página o grupo implica ser parte de y define a quienes son miembros. Y viceversa: una marca, un cantante, una historieta, cobran identidad como emergentes de una red social. La adhesión implica ya una forma de participación en las conversaciones que allí se generan. A este tipo de fan que está por estar, hay que sumarle otros: el que comenta, el que recomienda algo a su red de contactos, el que plantea un nuevo tema, el que crea un nuevo grupo, el que opina".
"¿Alguna viene por primera vez?", pregunta al grupo reunido en el Parque Rivadavia, Natalia Mínguez, presidenta junto con Carolina Salinas de Mi fuerza eres tú. En la sede de Buenos Aires, los socios se juntan cada mes y medio. ¿Qué se hace en un encuentro? Con remeras de Axel y credenciales colgadas al cuello, se ríen, se abrazan, charlan. Las coordinadoras toman la palabra y comentan las novedades: cuándo sale un nuevo DVD, dónde será el próximo recital, a qué premios está nominado el solista, las últimas entrevistas. El club tiene seguidores en el interior de la Argentina, varios países de Latinoamérica y España. Con la web, las fronteras se desvanecen.
Por lo general, los artistas poseen más de un club de admiradores. La oficialización es otorgada por los sellos discográficos y no existe un ente que concentre y regule estas organizaciones. "Cuando hay que votar para radios o para premios, estamos en contacto con los otros clubes. Las diferencias son nominales. Todas estamos para lo mismo: apoyar a nuestro artista", reflexiona Carolina. Con frecuencia, en las webs de estos grupos, hay diversos apartados en los que se detalla qué corte suena en cada provincia y en qué radio se lo puede votar. Lo que hacen las coordinadoras es, propiamente, un trabajo no remunera do.
Ser socio es apoyar la producción del artista, pero no sólo eso. "Habrán recibido un mail -dice Carolina a las chicas que la rodean- en el que les contábamos que tres clubes nos vamos a juntar para realizar donaciones a dos comedores en Cañuelas. Necesitamos útiles escolares, alimentos, juguetes, cada cosa que puedan aportar es importante".
Las ganas de compartir y ayudar no conocen de géneros musicales. Un ejemplo: en el foro de la página oficial de La Renga, que tiene casi 52 mil mensajes publicados por los usuarios, pueden encontrarse desde tablaturas hasta llamados de los miembros para organizarse y llevar adelante proyectos solidarios.
"Internet -explica Agustina Vegas, de la provincia de San Luis, seguidora tenaz del grupo Miranda!- me ayuda a informarme sobre la banda, sus recitales, giras, me da la posibilidad de ver fotos del grupo en distintas partes del mundo, sus videos. Por ejemplo: ver recitales a los que no puedo concurrir. También a debatir en foros sobre cualquier noticia que surja".
Ale Sergi, vocalista de Miranda!, confiesa que, a veces y por curiosidad, mira qué hay en la red sobre la banda. Cuenta que, aunque prefieren hablar con los admiradores en las presentaciones, también utilizan las herramientas virtuales para comunicarse: "Les avisamos cuándo hay un show, los invitamos a participar del rodaje de un video, como fue en una escena de Yo te diré, o de las fotos de la tapa del disco Sin restricciones en vivo".
La web es una forma de retroalimentación. "Lo más importante -señala Martín Kogan, director de MySpace Argentina- es el contacto directo entre artistas y seguidores. El fan de Calamaro le escribe a Calamaro. En otras redes sociales, el simpatizante es el que muchas veces directamente crea el sitio. MySpace, en cambio, tiene varios perfiles homologados". El Salmón es, quizás, el ejemplo más claro de contacto con el público a través de herramientas virtuales: en el blog de su sitio, este músico argentino ha narrado durante años su vida profesional. Andrés Calamaro es un riguroso frecuentador de Internet y desde las sombras hace un seguimiento exhaustivo de lo que se va publicando.
El sol no cede y los más curiosos se acercan a ver qué hace esa ronda de personas sentadas en el Parque Rivadavia. "A nosotras -asegura Natalia Mínguez- esto nos da mucha satisfacción. Con el club me desconecto. Hay gente que hace terapia o va al gimnasio. Yo tengo un club de fans y ése es mi cable a tierra".