Con las 35 mil entradas agotadas, la banda liderada por Thom Yorke salió al escenario del Club Ciudad a las 21.20 a confirmar, en vivo, lo que desde hace 15 años transmite a través de sus discos de esta lado del Atlántico.
La escenografía estuvo formada por una suerte de cueva con estalactitas, con barras cayendo desde el techo que cambiaban de colores a modo de iluminación y tres pantallas que alternaban imágenes de clips con primeros planos de los músicos.
Hasta el arranque, el público los esperó en tranquilidad, casi como en un pic-nic nocturno, que se encendió cuando comenzó a sonar 15 Steps. Los celulares tomaron entonces las primeras imágenes de estos ídolos internacionales y el baile se desató.
Con una puesta tan elegante como sus composiciones, el quinteto británico transitó por distintas etapas de su trayectoria, con el acento puesto con mayor énfasis en su última producción, In Rainbows. No extrañó, entonces, que 15 Steps fuera el punto de partida de un viaje que hizo escala en clásicos como Paranoid Android, Creep y National Anthem, y la bella monotonía de House of Cards. Los fans dieron muestra de su fidelidad, haciendo coros de los temas.
Mucha agua pasó bajo el puente desde que Yorke, encargado de ponerle la voz, la guitarra rítmica y también teclados, Jonny Greenwood, al mando de la guitarra solista y también algunas teclas, Ed O Brien, en similar rol, más Colin Greenwood en el bajo y Phil Selway en la batería hicieron su ingreso en el mercado de la música de la mano de su álbum debut Pablo Honey.
Fiel a su esencia, Radiohead cautivó anoche con su música como arma casi excluyente. Cons imágenes proyectadas que en ningún momento atentaron contra la atención que concentraba lo que sucedía en la escena real. Allí estaban cinco músicos que, sin gestos complacientes ni recursos efectistas, justificaron en vivo la expectativa que crearon en sus 15 años de historia.