Un momento clave de quien elige vivir el amor abiertamente de acuerdo a sus elección sexual con personas del mismo sexo es el de abrirlo, contárselo a sus personas queridas.
Cuando se habla sobre esto hay quienes están de acuerdo ante ciertas situaciones mientras que otros piensan totalmente lo contrario, e incluso sin respetar la vida ajena. Es que no es una única posibilidad. A veces no es negro o blanco: algunos eligen también los grises.
"Yo sé que nunca se lo voy a decir a mi mamá. No puedo, tengo miedo de que si se entera le pase algo malo", cuenta Laura, de 33 años, quien agrega que prefiere que todo siga su curso normal. "Yo creo que es posible que ella lo sepa desde hace años. Siempre conoció a mis amigas , parejas que de un momento a otro dejaron de aparecer en mi vida. Pero elegimos optar por el de eso no se habla ".
Esa es otra opción elegida por quienes sienten el miedo que implica enfrentar a sus padres, o incluso, creen que es una forma de protegerlos de una situación de angustia. Generalmente, en estos casos, ellos sí se abren hacia sus amigos pero se ven imposibilitados de hablarlo con sus papás. Posiblemente acá tenga que ver también la madurez o la propia aceptación.
"Yo sí necesité contarlo porque realmente me era muy complicado seguir respondiendo a preguntas como ¿Cuando vas a traer a una chica? . Lo hablé casi sin planearlo, en forma natural. Hoy realmente puedo vivir mi sexualidad de manera plena, sin culpas, y con el apoyo de ellos. Eso es impagable", confiesa Pablo, de 26.
En el caso de Agustín, de 23 años, la cosa no se dio con un final tan feliz como el anterior. A él también le costó mucho hablarlo, tanto, que ni siquiera tuvo que hacerlo. "Mi vieja abrió la puerta de mi habitación sin golpear- y me encontró en la cama con un amigo, que justamente fue mi primer chico. Un caos que comenzó y terminó cuando me fui de mi casa, algunos meses después. Pasaron dos años y casi ni los veo. Ellos no me perdonan que los haya jodido de esa manera y yo sigo con mi vida".
Entonces, no todos eligen el momento exacto, a veces el momento los sorprende a ellos. Pero lo que la mayoría tiene en común es que la decisión de vivir abiertamente elección con la pareja elegida -en la calle o en las reuniones familiares- no es nada fácil.
Aún hoy en Buenos Aires, una ciudad proclamada "gay-friendly", es común que cuando dos personas del mismo sexo van caminando de la mano, alguien se dé vuelta para reconfirmar eso que vio. Ni hablar que si dos chicos se dan un beso fuera del ámbito de la marcha gay, posiblemente alguien les grite "putos", así como al pasar.
Aunque si bien hubo un avance en la aceptación gracias al movimiento comercial que el mundo gay internacional implica, a las asociaciones que luchan por ello y porque todas las sociedades siempre avanzan, es real que las minorías siempre serán minorías.
Ojalá alguna vez todos podamos ser libres sin ser criticados, insultados o mal mirados por la vida que cada cual elige vivir, y que, sin dudas, va más mucho más allá de la sexualidad.
¿Conocés amigos que hayan pasado por esta situación? ¿La viviste por vos mismo? Contanos tu experiencia.