Mariano Martín, que escribe en la sección de Economía del diario Crítica, confiesa en su prólogo a "El hombre del camión" que escribir una biografía sobre el sindicalista Hugo Moyano no fue tarea sencilla, ni siquiera desde el principio: "Subsiste en la Argentina la tendencia de asociar el sindicalismo con las peores prácticas mafiosas", escribe, luego de dejar en claro que algunos de sus amigos le ofrecieron, en caso de ser necesario, asilo por tiempo indeterminado en un cuartito del fondo. "Las mismas advertencias que me hicieron subsisten luego de la publicación del libro", agrega ahora. "Abordar un personaje con el poderío de Moyano siempre encierra riesgos: desde el elemental deterioro del vínculo con algunas fuentes hasta advertencias y mensajes preocupantes de sus allegados, molestos con la investigación. De todos modos sigo pensando que se trata sobre todo de prejuicios: por un lado, los expuestos por quienes me recomendaban no encarar el libro, y por otro de los personajes mencionados en el trabajo, que siempre preferirán mantenerse resguardados o tener un tratamiento condescendiente".
Pero Mariano Martín no trabajó solo: Emilia Delfino, de la sección de Política del Diario Perfil, fue la coautora de "El hombre del camión". Juntos encararon la tarea de contar la vida del líder de la CGT, en un libro extenso, de 346 páginas. "Moyano es una figura que pedía a gritos ser investigada y analizada en profundidad, con mayor detenimiento que la mirada coyuntural que imponen los medios de comunicación", sigue Martín. "No hay dudas acerca de que en los últimos años se convirtió en un actor central de la política y el poder en la Argentina. Se trataba de un desafío mayúsculo porque todos creen saber mucho sobre el dirigente pero por debajo de esa imagen que refleja todos los días existen múltiples aristas muy interesantes, desconocidas y reveladoras acerca de su personalidad, accionar y proyección. Es un personaje que debe analizarse desde numerosas perspectivas: el chico que nació en un hogar humilde de Mar del Plata; la influencia decisiva de su madre en su vocación gremial; el liderazgo que asomaba desde su adolescencia; los métodos violentos que lo llevaron a convertirse en el referente de los camioneros; un escándalo por drogas que lo marcó de por vida; sus ramificaciones en el universo deportivo, en particular en Independiente; la influencia de su actual mujer, la única capaz de controlarlo, y de sus hijos, que crecen de manera acelerada en el sindicalismo, y sus actuales vínculos con el poder económico y político, con Néstor Kirchner a la cabeza. El trabajo resultó agotador pero apasionante".
¿Qué descubrieron sobre él que no esperaran?
Sobre todo que es un hombre vulnerable. Moyano es capaz de contestar a todas las imputaciones que se le han hecho a lo largo de su vida pero flaquea cuando se lo consulta por los miembros de su familia que él mismo llevó consigo a la cima del poder. En particular su actual mujer, que conduce con mano dura la obra social del sindicato y a quien paradójicamente conoció ligada a un entuerto judicial con el propio gremio. También nos encontramos con un hombre muy religioso, que profesa la fe evangélica y pone su vida en manos de Dios en los momentos más difíciles. ¡Y que le teme a los aviones! Nos sorprendió además la denuncia que hizo acerca de un supuesto fraude en las elecciones presidenciales de 1995, cuando apoyó a José Bordón en contra de Carlos Menem. También encontramos vínculos con sectores carapintadas, que mantuvo a lo largo de los años, y con algunas de las empresas a las que siempre respaldó con deliberado énfasis.
¿Cuál fue la posición de él con respecto a la investigación?
Fue muy trabajoso lograr que nos concediera una entrevista. Moyano y su entorno son en extremo recelosos cuando de periodismo se trata, y una vez que decidimos hacerle saber que había un libro en elaboración nos llevó bastante tiempo convencerlo. Creo que en un punto entendió que el libro de todas formas iba a ser publicado y que lo mejor sería dar a conocer su visión acerca de sí mismo. Finalmente, después de muchos intentos infructuosos aceptó reunirse con nosotros en tres ocasiones, durante varias horas. Nos recibió de manera muy correcta y contestó a todas nuestras preguntas, incluso las que le resultaron más incómodas.
¿Qué puede aportar este trabajo a quienes piensan que los sindicalistas en Argentina son gente poco ética?
A los sindicalistas les caben las mismas generales de la ley que a los políticos y los empresarios. La ética es un concepto que pocas veces se cruza con su accionar. En Moyano coexisten el hombre que lo hizo todo por llegar a la cima, con el que peleó convencido en contra de la política económica de los 90. La concepción de la ética de Moyano se focaliza en el bienestar de los camioneros que representa. Fuera de ese ámbito de pertenencia, es un hombre que apeló a todos los métodos por conseguir sus objetivos.
¿Se aprende algo sobre el peronismo leyendo "El hombre del camión"?
Moyano cita a Perón en una de cada dos frases. Pero creo que la mayor impronta peronista es su capacidad de hacerse cada vez más fuerte incluso cuando debe reponerse de una derrota. Es un duro pero también un pragmático. Si en su juventud militó en los grupos de la derecha peronista más radicalizados de Mar del Plata, no tuvo inconvenientes en trabar una alianza por ahora inquebrantable con los Kirchner, surgidos de la otra vereda del PJ. En ese aspecto es un peronista de manual cultor de la consigna de hacer todo lo necesario para acumular poder.
¿Qué le podría envidiar Jimmy Hoffa, el legendario sindicalista de los camioneros norteamericanos, a Hugo Moyano?
En primer lugar la longevidad. Moyano cumplió en enero 65 años sin visos de jubilación- y Hoffa desapareció a los 62, a raíz de un ajuste de cuentas de la mafia. Hoffa pasó siete años en prisión por esos vínculos y Moyano, apenas unos días cuando la Justicia encontró droga en su despacho, luego de un operativo impulsado por la SIDE. Además, Hoffa debió lidiar con el poder político y su liderazgo al frente de los "Teamsters" (el sindicato estadounidense de camioneros) duró sólo siete años. Hugo Moyano lleva 16 años consecutivos como líder absoluto de los choferes, y en los últimos seis años se convirtió en el sindicalista más poderoso del país, el único capaz de aterrorizar al Gobierno.