"Fue grandiosa protagonizando Evita, ¿Pero esto? ¿Puede una argentina ser el ícono de la mujer francesa del siglo XX?", se preguntó un periodista del diario inglés Evening Standard antes de que Elena Roger (35) debutara en el protagónico de Piaf, la obra que recorre la biografía de la brillante intérprete Edith Piaf. A pocos días de finalizar la temporada en el teatro Vaudevile, en el West End de Londres, y con casi cien funciones a sala llena, la respuesta no admite dudas: puede. Y cómo. Basta ver la ovación, literal, de pie que recibe en el saludo final y alcanza con seguir a las señoras que al terminar la puesta se acercan al Box office para preguntar si venden CD alguno con los temas de Piaf, pero interpretados por "la actriz de la obra"; y que, ante la negativa, aceptan felices "Vientos del sur", el segundo disco de Roger.
"Lo bueno de esto no es que yo sea igual a ella, sino que la gente se lo crea. Los rasgos de mi cara nada tienen que ver con los de Piaf, aunque la estatura puede ser. Sin dudas, las pelucas y el vestuario funcionan muy bien", asegura Roger, mientras pide un Expresso Machiatto en un coqueto bar de espaldas al Tamesis y de frente al Teatro Nacional, donde la esperan para entrevistarla el director y un par de estudiantes de la Universidad de York, de los Estados Unidos. Al igual que ocurrió en el Donmar Warehouse, una pequena pero prestigiosa sala en la Recoleta inglesa donde Piaf estuvo dos meses en cartel, la gente queda maravillada por la actuación y el canto de Roger. Tanto que a muchos les cuesta creer que esa potente voz no tenga pasaporte galo. "Los movimientos los estudié de ella, pero en realidad ya eran míos. Y, además, si hago de la chica pobre, mucho no me cuesta porque soy de Barracas", sostiene y suelta una carcajada que contagia.
Con sus ojos verdes apuntando a la estatua de Nelson Mandela que usó como referencia para encontrarse con este cronista, la actriz porteña cuenta que desde que supo que iba a interpretar este papel viajó a París dos veces y se entrenó con una profesora de canto que le apuntaló "el estilo de Piaf y su famosa rrr". "En los viajes también recorrí todos los lugares en los que estuvo, compre libros, CDs, documentales y, al regresar a Londres, volví a contactar a otra profesora de canto en francés", explica. Es que el desafío del idioma fue el más importante que enfrentó desde que Michael Grandage, el mismo productor de Evita, la convocó sin previo casting. "El desafío fue doble porque se trataba de actuar en inglés y cantar en francés. Aprendí todas las canciones por fonética", dice, y enseguida vuelve para atrás para agregar que la extrema confianza que Grandage depositó en ella le confirió un compromiso mucho mayor. Aunque, lejos de la arrogancia, sostiene que es muy trabajadora y que "si hay algo que tengo que estudiar, sé que no voy a tener problemas, lo logro. Me gusta aprovechar la oportunidad de ensayar algo durante cinco meses para mejorar como profesional".
Sobre la vida del "Gorrión de Paris" -tal como se la conoció a Piaf-, que nació pobre, coqueteó con la prostitución, fue adicta a la cocaína, tuvo amoríos varios, apadrinó a Charles Aznavour, murió a los 47 años y fue despedida por más de 100 mil personas, Roger considera que por momentos "es impresionante que tantas cosas pudieran pasarle a una sola persona. Me parece una vida riquísima, como la de Evita. Son seres que nacen en una cuna desgraciada y, en unos años, están en la cima del mundo, ganando mucho dinero y con muchos amores".
-¿Y como se hace para condensar todo eso en una hora y media?
-De hecho, la obra original, duraba dos horas y cuarto, pero empezamos a cortar. Un día, el director Jaimie Loyd me preguntó qué me parecía hacerlo en un acto. Y esa decisión fue genial, porque siento que hago un viaje copadísimo, vivo todas las sensaciones en poco tiempo. Es muy fuerte. -
-¿Ese viaje intenso te pasa factura físicamente?
-Sí, termino muy cansada. Al principio, en el Donmar, dije "esto es una pavada". Pero después, haciendo ocho funciones por semana, me di cuenta que me agotaba mucho. Pero, luego entendí mucho más el manejo de mi cuerpo y cómo tenía que cuidarme para rendir a pleno: dormir y comer bien, tomar recaudos como no hablar por teléfono para cuidar la voz... La energía vocal que desplego en el escenario es mucha.
-Cuando terminó Evita dijiste que buscabas una obra con mas texto y te llegó Boeing Boeing -tambien en Londres-. De Piaf dijiste que no es un musical, si no una pieza teatral con canciones. ¿Este termino medio es el que más se ajusta a lo que querés?
-Sin dudas. Boeing Boeing fue increíble porque no podía creer que quedara despues del casting y, además, fue reconfortante porque el director era uno de los mejores de Europa. En esa obra entrené muchísimo la parte hablada y me sentí muy bien. Me encantan los musicales, cantar y bailar, pero quería empezar a ampliar mi yo artista. Y, en Piaf, son las dos cosas, así que estoy muy contenta.
-Decis que todavía no te llevás del todo bien con el inglés. ¿Entonces, las críticas no las leés?
-En Evita no leía nada, porque me costaba muchísimo. Pero ahora vi algunas, porque mi agente me dice "si querés ser feliz durante el día leé esta crítica". También hubo una muy mala, que me pegaba mucho a mi y a la obra, pero después saqué la conclusión de que hay que leerlas desde el lugar de lo que son: opiniones.
-Del elenco de Evita dijiste que "les dabas ternura". ¿Como te ven ahora?
-Soy el bicho raro y se ríen cuando les digo que aprendo inglés con "Little Britain". Antes, en Evita, tenía contacto con aquellos del elenco que se dignaban a sentarse conmigo y tener paciencia para entablar una conversación. Ahora no tuve que hacer tantas esfuerzos, porque manejo mucho mejor el idioma.
-Esta es la tercera biografía que protagonizás Mina... che cosa sei?, en Argentina, fue la primera-, ¿Pensas seguir en esa senda?
-Hay muchas mujeres con vidas súper interesantes, pero hacer otra biografía no sé qué tan acertado sería. Ahora estoy con ganas de hacer un show de tango como "Querido tango" -con Juan Esteban Cuacci y Zenon Recalde- que hice en Australia. Mi álbum, Vientos del Sur, se vende muy bien en el teatro. El disco incluye temas de Astor Piazzolla, Jorge Drexler, Sting, John Lennon, Aníbal Troilo... Tengo ganas de hacer una presentación en Londres después de Piaf, pero no me gusta ilusionarme hasta que las cosas no están confirmadas.
Pero todo camina tan rápido en la vida de esta actriz que, una semana después de no querer ilusionarse, llegó la confirmación: el 29 de enero presentará el disco en un pub de Knighstbridge, una de las zonas más exclusivas de Londres. Tan rápido pasa la estela de Roger que ella misma se sorprende cuando repasa que ya pasaron dos años y medio desde que se consagró en el papel de la abanderada de los humildes. Por aquel musical de Andrew Lloyd Webber, una producción de siete millones de dólares, Elena Roger fue nominada al premio Olivier, que distingue a la producción teatral londinense, como mejor actriz en una obra musical.
Sin embargo, y pese a los pergaminos que acumula, sigue considerando como "algo muy loco" que la ovacionen tan lejos de casa. "Si bien trabajo mucho, y nadie me regala nada, me considero muy afortunada con respecto a mi carrera. Tenía muchos miedos antes de hacer Piaf, pero, por suerte, parece ser que logré interpretarla de una manera que la gente piensa que está bien".
-¿Seguis teniendo ganas de volver a Buenos Aires?
-Si, tengo claro que voy a volver, solo que estoy esperando el momento indicado.
"Fue grandiosa protagonizando Evita, pero esto? Puede una argentina ser el ícono de la mujer francesa del siglo XX?". Sí, si se llama Elena Roger, seguro que puede.