Un investigador de la Universidad de Atlanta, en Estados Unidos, se quemó las pestañas antes de asegurar con certeza que: "el amor es una droga".
Así es. En un artículo publicado por la prestigiosa revista Nature, de ese país, el profesor Larry Young describe al amor como una serie de procesos neuroquímicos que se dan en áreas específicas del cerebro.
Es por eso que hay grandes chances de que se comiencen a fabricar afrodisíacos químicos cuya función sería la de hacernos enamorar instantáneamente de otra persona.
El científico asegura que hay otras sustancias químicas en proceso de investigación- capaces de fortalecer el vínculo del amor. "Estoy seguro que esto es sólo el principio", comenta Young y agrega que "hay cientos de moléculas de señalización que actúan en diferentes áreas del cerebro. Creo que algún día no muy lejano, entenderemos mejor como interactúan todas esas sustancias que tienen la función de hacer surgir emociones muy complejas".
De ahí nace la idea de que si el amor es una complicada reacción química, la misma podría ser manipulada fácilmente. "La oxitocina es una hormona que, además de relacionarse en forma directa con los patrones sexuales, agudiza la visión y aumenta nuestra habilidad de reconocer emociones en otros", explica el estudioso. "Entonces, también podría mejorar nuestra destreza para formar relaciones y mantenerlas. Es por eso que existe la posibilidad de usarlas, además, en terapias matrimoniales o con el fin de devolver la chispa a la relación", asegura.
Ya existen en el mercado diferentes perfumes que contienen oxitocina, aunque según el profesor, los niveles de esta sustancia son muy bajos para que funcionen realmente como afrodisíaco.
"Tengo fe en que a futuro podremos desarrollar fármacos que afectarán ciertas áreas del cerebro para estimular el amor", concluye Larry.
Suena todo tan maquiavélico que hasta da miedo pensarlo. Imaginen un futuro en donde si alguien quiere "enamorarte", te da esa pastillita venenosa del amor camuflada en una gaseosa o en tu cena preferida. Ahí, el amor eterno surgirá nuevamente, como antes, hasta que la muerte nos separe.
Chau divorcios, chau crisis de pareja, una pastillita y santo remedio. Ojalá, posteriormente, también inventen un antídoto para "desenamorarse", aunque ¿quién querría tomarlo en semejante paraíso romántico? Nadie. Aunque posiblemente podría implementarlo alguna que otra alma enamorada de su no correspondida futura presa.
Suena muy rebuscado, mejor sigamos así, amando sin ser correspondidos, enamorándonos de la persona que nos elige, sufriendo por una separación o sanando luego de un tiempo. Son emociones, lindas o dolorosas, pero que al menos seguirán siendo nuestras.
Imaginen que esta píldora se inventa e implementa: ¿La tomarías si sentís que te estás desenamorando de tu pareja? ¿Se la darías a otra persona para que la tomen juntos?