"Empezó como un tributo a la gente caída de nuestro negocio, como Layne Staley, de Alice in Chains y muchos más que han muerto, los mártires del rock and roll. Y después comenzó a crecer desde ahí", explicó James Hetfield sobre el título del nuevo disco de Metallica, Death Magnetic. Hacía tiempo que el nombre significaba un misterio, que lentamente se iba develando en la web de la banda (la primera movida fue el 9 de junio, cuando sólo se leía "DC"). El frontman continuó: "Lo hicimos pensando que la muerte es casi lo mismo que un imán, algunos se sienten demasiado atraídos y otros se asustan y tratan de alejarse lo más que pueden. El concepto de que alguna vez todos vamos a morir está demasiado charlado a veces, o es un tabú en otras ocasiones, es como un elefante en un cuarto. Pero todos tenemos que enfrentarnos con eso en algún momento".
El muy esperado nuevo disco de Metallica saldrá a la venta el 12 de septiembre también en Argentina-, y será el sucesor del crudo y rabioso St. Anger. Producido por Rick Rubin (siendo uno de los productores más buscados, le movió los botoncitos a Run DMC, Beastie Boys y Slayer, pero también a Johnny Cash y a Mick Jagger), el disco, que es el noveno de estudios para Metallica, suma diez temas:
2. The End Of The Line
3. Broken, Beat & Scarred
4. The Day That Never Comes
5. All Nightmare Long
6. Cyanide
7. The Unforgiven III
8. The Judas Kiss
9. Suicide & Redemption
10. My Apocalypse
La banda fue colgando en la web algunas tomas, nuevos riffs y borradores sin terminar, en una especie de work in progress que comenzó el 14 de marzo de 2007. Eran quince las canciones originales, según el guitarrista Kirk Hammett, que además dijo que será el mejor disco de Metallica desde el legendario Metallica (el álbum negro) de 1991. Los miembros de la banda dicen que el sonido vuelve a ser el de los 80: rápido, furioso y ténico. "No es un secreto que Rubin nos sugirió que utilizáramos unas cuantas canciones de nuestros viejos discos como puntos de referencia, y nos pasamos un buen tiempo tratando de acceder a esos momentos. Así que cuando llegábamos a esos puntos de división, nos preguntábamos como ejercicio: ¿Qué habríamos hecho en este punto si estuviéramos en 1985? ", confesó el baterista, Lars Ulrich.