"Durante el 2000 -que fue el año del dragón- me preparé durante muchos años para hacer algo solista. Siempre proyecté que en ese año iba a hacer algo disparatado, de quiebre y fisura que tenga que ver con el dragón que es mi signo en el horóscopo chino". Así arranca Palo Pandolfo su larga explicación de cómo las estrellas y la luna inciden en su estado de ánimo y en su forma de ser. Y todo parece indicar que esta incidencia es buena, ya que el ex líder de Los Visitantes está a full con su trabajo solista, que pronto tomará forma bajo el sugestivo Palo III. Parece que el 2000 se demoró unos ocho años, porque el que viene podría ser un año muy bueno para Pandolfo.
"Mi pasado me condena", podría gritar tranquilamente Palo. Es que es él mismo el que en algún momento de su vida llegó a renegar de la carrera en ascenso de Los Visitantes, y se bajó de su propio grupo en el momento de más éxito. Lo mismo había pasado con Don Cornelio y La Zona. "Desde el 78 al 99 siempre fui el maldito líder que fui odiando cada vez más. Me llevó a quemarme la cabeza ser el líder de Los Visitantes: yo quería ser un pibe que hace canciones, no mandar. Soy lo anti-líder", dice Palo con la bandera de la independencia bien alta. Él explica que siempre le chocó la figura del líder hipnótico, "el imán que ejerce un cantante con sus movimientos me suena un poco mal. Y por eso siempre trato de correrme de ese lugar, conciente o inconcientemente".
¿A qué momentos de tu vida te trasladan Antojo y A través de los sueños?
Cada tema representa muchas cosas, está muy vivenciado desde la grabación y la composición. Lo primero que se me disparó con A través de los sueños fue que en el 2000 estaba con mi proyecto incipiente solista, había hecho algunos contactos y nunca cerraba con nadie. Álvaro me dijo si las compañías no te graban el disco, yo te lo grabo y grabé todo el disco en el Estudio del Abasto, gratis. Eso es lo que más destaco, que es solidaridad y es moverse en el borde entre sistema/afuera del sistema.
¿Crees en el horóscopo chino?
Es interesante ver la luna. Viendo la luna año tras año, mes a mes y viendo tu estado de ánimo, empezás a hilar y a empatar tu estado de ánimo con la luna. En el cuarto menguante tiene un estado, la luna nueva es el delicioso encuentro, en el cuarto creciente despuntas cierta alegría hasta llegar a la luna llena donde yo por lo menos me vuelvo loco y me hierve la sangre. Las estrellas por ejemplo son campos energéticos tremendos. En energía y es una cuestión empírica y científica, no es una cuestión de fe.
Hace un tiempo te fuiste a vivir a Paso del Rey ¿sentís que el lugar cambió tu forma de componer?
Lo que pasa es que irse a vivir afuera es un cambio de actitud. Ahí está el cambio más importante, más que el lugar, porque al fin y al cabo compones en un ambiente. Por ejemplo, mi nuevo disco es muy argentino, porteño y latinoamericano. Abarca todo ese abanico más latino, y se empezó a gestar en la ciudad. No noto un cambio importante, si no que son los estados de ánimo los que componen.
En algún momento dijiste que Andrés Calamaro te enseñó lo bueno y lo malo del rock ¿Incluir un tema suyo en la reedición de Antojo es tu pequeño homenaje?
Es un tema que vengo haciendo hace muchos años y lo canté en un homenaje a él en Much Music. Es una canción que me encanta de Nadie sale vivo de aquí y siempre me pareció tremenda, logra conmover por completo. Era un demo que finalmente quedo afuera y ya pasaron 20 años del primer disco de Don Cornelio con Andrés de productor. Veinte años es algo y poner el tema es como un agradecimiento, lo quiero mucho a Andrés y lo considero como una persona con una gran creatividad.
¿Seguís pensando en la idea de hacer una segunda parte de Antojo?
Sí, pero primero haría dos o tres discos míos primero. Me gustó mucho hacerlo y había intuido durante años que iba a hacer un disco de intérprete, creo que es algo que engrandece a un artista y a un compositor. Toco millones de temas, y en los fogones no toco canciones mías sino de otros: a las siete de la mañana con Speedy con vodka soy una cátedra de rock argentino, no me para nadie. Es divino ser intérprete de otras cosas, haría Antojos II y creo que lo haría con tango.
Tuviste una postura muy crítica con respecto al rock actual...
Yo no. Eso es una nota de la revista Cerdos & Peces que viene para meter el dedo en la llaga y me escracha a mí que soy el único que puede decir algo porque voy de frente. Igual mi palo mayor en esa revista es hacia Los Redonditos de Ricota pero todo el tiempo aclaro que lo digo con cariño. En realidad los que estaban hablando eran ellos y es lo que piensa mucha gente, que el rock nacional es una bosta ¿Pero soy yo el que piensa? Si yo soy rock nacional y lo amo, cuando critico lo hago desde el amor y la defensa para mejorarlo.
¿Cómo es el disco en el que estás trabajando?
Creo que se va a llamar simplemente Palo III. Es un proyecto más acústico, de canciones, donde la melodía, la voz, la letra, el ritmo, la guitarra criolla y algunos otros instrumentos más de raíz. Yo lo llamo el disco más argentino, como te dije: porteño, argentino y latinoamericano.
Todo está en el formato de canción post psicodélica y contemporánea. Tampoco es que me jacto de ser re moderno pero son temas con una estética que está dentro de un movimiento desde Argentina al mundo, que se fue dando desde Buenos Aires: bandas como Falsos Profetas, Me darás mil hijos, Tomi Lebrero y su puchero misterioso, Lisandro Aristimuño o Gabo Ferro. Hay un montón de línea acústica que se fusiona con diferentes facetas del rock, pop experimental. Me siento parte de ese movimiento y me hace feliz formar parte de algo así, un trabajo social y cultural.
Palo Pandolfo toca el 15 de diciembre en el Teatro Victorial (Piedras 722).