Contaban Los Cafres, en las oficinas de Pop Art, que "la idea de lanzar dos discos nuevos en simultáneo era ninguna". Tenían canciones cajoneadas, zapadas de estudio y varios temas nuevos y decidieron plasmarlos en dos producciones: Barrilete y Hombre Simple. Explicaban que, a diferencia de sus obras anteriores (sumando las grabaciones en vivo, ocho en total), en ambos se animaron a concretar todos sus caprichos. Por eso, a lo largo de los 32 tracks, además de su clásico reggae roots suena también algo de dancehall, hip hop, temas instrumentales y letras en inglés.
Decían Los Cafres que el premio que recibieron tras ganar innumerables batallas a lo largo de 20 años contra los miedos, las ansiedades y los egos, no es llenar el Luna Park, vender miles de copias o sonar en todas las radios. El éxito, simplemente, es para ellos poder tocar, grabar y hacer del arte su profesión. "Todo lo demás fue un regalo", aseguraban, cuando "Pity" Álvarez, de Intoxicados, irrumpió en el lugar: "Perdón, ¿acá están Los Cafres?", preguntó. Y sin más prefacios que abrazos, besos y palmaditas en la espalda, el ex Viejas Locas se sentó a relatar su (traumática) experiencia en "Río del Fuego". "Te tomás dos tragos y ya es de día. Te re desconcierta, boludo". Y así como llegó, partió.
Pasada la conmoción, Los Cafres continuaron la explicación: el éxito lo único que les hizo cambiar fue el auto, porque conservan la misma esencia de cuando empezaron. ¿Su principal logro? la independencia, que les permite lanzar dos discos nuevos al mismo tiempo sin ninguna razón más que el amor al arte.