Aunque la promoción del nuevo y séptimo disco de Kapanga se canse de repetir que Crece es "el fiel reflejo de la evolución en la búsqueda de la melodía escondida en lo etéreo", el nombre del disco parece mucho más real: muestra simplemente la maduración la banda. Y aunque el Mono y sus secuaces no se cansen nunca de festejar, tocar y grabar, parece que les llegó la hora de pensar. Aquí, algunas de sus reflexiones de la mano de Martín y de Maquiel.
El nombre del séptimo disco es Crece, ¿vienen recorriendo un largo camino?
Mono: En los últimos discos venimos usando nombres cortos. Crece es un nombre tan cortito pero que al mismo tiempo abarca tantas cosas que a nosotros nos representa como un todo. No está sólo dedicado a lo que sentimos como banda sino en general. En estos últimos años nos pusimos a ver todo lo que nos pasó y vimos que todo a nuestro alrededor nosotros, nuestra familia, el público, la banda creció y crece.
Maiquel: Por hay el nombre del disco refleja un poco frenar y ver dónde estamos parados.
Desde el primer disco hasta ahora no pararon nunca de grabar y de hacer presentaciones, ¿cómo mantienen el ritmo?
Mono: Hace nueve años que tenemos continuidad, nunca nos tomamos un año sabático para componer o trabajar las canciones. El día que decidimos qué fecha queremos que salga el disco, lo sacamos. En marzo dijimos que queríamos que Crece esté en la calle en primavera y en ese momento estábamos en marzo. Estamos acostumbrados a grabar de esa forma, nunca nos pasó de necesitar más tiempo que el que nos proponemos.
Maiquel: Ojo, somos locos pero no suicidas, cuando terminamos el disco dijimos "acá está" y el desafío fue terminar de armarlo en el estudio. Usamos cosas que antes no habíamos hecho como dedicar 4 días a grabar baterías y usar 5 diferentes, para que cada tema tenga una identidad diferente desde la construcción.
¿Y cómo es el momento de componer?
Mono: Se hace difícil cuando agarras el ritmo y empezas a viajar, a tocar. Desde que subimos una guitarra al micro de gira por primera vez, ahí se empezó a crear un momento para componer. Nos dimos cuenta que ese también era un canal disparador de cosas grupales que terminan siendo de las más divertidas. Este disco, si fuera el primero de Kapanga, por hay no nos entenderían pero cómo es el séptimo ya no es tan raro que vayamos de una canción canción a un cuarteto mezclado con un doble bombo.
¿Sienten que el sonido kapanguero ya influyó otras bandas?
Maiquel:
Sí, y es re loco ver que influís en otro.
Mono:
Creo que también hay bandas contemporáneas a nosotros que no hacen lo mismo, pero que usamos el mismo método de mezclar, cómo Árbol, Nuka o Karamelo Santo. No es sólo un estilo definido sino un cocoliche. Es tener una banda que no te aburra, muchas posibilidades en una.
Siendo una banda que tocaron en muchos festivales, ¿ya tienen una lista hitera?
Mono:
Hay una columna vertebral, pero nunca tuvimos un recital de más de una hora. Lo que nos gustó en los últimos festivales fue que tuvimos la posibilidad de tocar canciones nuevas y no depender de los hits para que el show esté bueno. Además todavía no somos una banda que cierra, y no saben muy bien con quién ponernos. Un día tocamos con los Wailers, otro con Orcas, un día con Los Piojos y al final con Babasónicos. Con razón la gente nuestra es cualquiera, uno con la remera de Lacoste, el otro con la de La Renga, y otro con pantalones pinzados y mocasines. Es re loco, pero nuestro público es un reflejo de nuestra música, de nosotros mismos.
Es sabida la devoción del grupo por el Gauchito Gil, ¿sienten que les cambió la forma de componer o plantearse ante un show?
Mono:
Es una cuestión de fe, que empezó siendo una cábala. Paramos una vez, nos contaron la historia, paramos otra vez, y se hizo costumbre. Cuando no paramos, se nos salió una rueda. Yo era uno de los que decía yo no creo en nada hasta que un día me encontré aferrándome a algo que nunca me había pasado.
Maiquel:
Yo lo miro de afuera y me parece mucho más real que otras cosas, que la Iglesia esté ahí, es una manera de comunicarse debajo de un árbol en el medio de la ruta.
Mono:
No necesitas otro intermediario, es tu fe y el aura. Deben hacer 5 años que paramos y aunque no me guste asociarlo con eso, en este último tiempo fue cuando mejor nos fue y pudimos lograr un equilibrio, vivir de la música, y estar liberados para estar de lleno en esto. Si lo asocio con el tiempo que hace que soy devoto, van de la mano, pero yo no creo que sea gracias al Gauchito sino a nosotros. Cada uno es artífice de su destino. Dicen que el destino está marcado, pero vos podes forjarlo hacia lo que vos imaginas que puede ser un buen puerto.
Sus recitales son una fiesta, ¿cómo se preparan para los shows?
Mono: Los nuestro es así: la misa de Los Redondos, el ritual de Los Piojos y la fiesta de Kapanga.