"La cerveza fue en la antigua Mesopotamia, después del agua, la bebida más popular. Durante 4000 a 2000 años antes de Cristo, se empleó como medio de pago de diferentes formas. Lo más común, fue utilizarla para pagar los haberes de los trabajadores de las administraciones públicas, por los servicios prestados al reino. El nombre genérico de la cerveza era Kas, palabra que equivalía al sinónimo de bebida embriagante". No es la desgrabación de una clase pública sobre Historia de la Birra, ni el pasaje de la presentación de una nueva marca. Quien ofrece la introducción al mundo de la bebida rubia es Alberto Bairgian, Presidente de la Asociación de Cerveceros Artesanales de la República Argentina, que nuclea a 200 productores. Camisa a cuadros, manos que, después de abrazar la barriga, logran juntarse con lo justo a la altura del estómago, Alberto posa detrás del mostrador del puesto que la Asociación montó en la tercera edición del Baires Beer Festival, que terminó este domingo.
"El boom de la cerveza artesanal es a nivel mundial y empieza en Estados Unidos hace 20 años. Acá llegó hace unos ocho. Por ahora es un nicho muy pequeño. No llegamos a ocupar el 0.01 por ciento del mercado: por cada diez mil litros de comercial, se vende uno artesanal. Pero puede crecer, hay toda una reconversión de volver a lo natural", explica Bairgian, mientras espera que Los Cafres terminen su show para empezar a amigarse con la chopera. "Se nota el crecimiento del sector. La amplitud de sabores, el hecho de no tener elementos químicos, conservantes, hace que el producto esté avanzando mucho. Se nota también que hay una cultura de los jóvenes que han viajado que ya te piden el sabor de la cerveza, que sea de tal forma...", sostiene Alberto Mastroiani, dueño de Barba Roja, una maltería de Escobar. Apoyado en el pequeño barco pirata disfrazado de stand asegura que "para un evento como este, específicamente cervecero, el cálculo es un litro por persona, aunque hay varones que pueden tomar dos y chicas que sólo llegan a medio. Nosotros, para los tres días, trajimos cuatro mil".
A la hora de evaluar qué se fijan los consumidores de esta birra de colores variados, Jorge Lozano, gerente de Baires, dice que "el público de sábado a la noche se fija en la graduación alcohólica, el resto tal vez busca el gusto. Pero, de las 24 a las 2 de la mañana, es dame lo más fuerte". Es que la graduación, por lo menos en Argentina, puede ir desde los 2.5 hasta los 10 grados. Claro que, así como hay cervezas para cada ocasión, también las hay para cada estación: "Para el verano sirven las cervezas más ligeras. En invierno es mejor otras con más cuerpo, que te llenan más", resume Lozano.
¿El vino y la cerveza son como el agua y el aceite? Por lo pronto, no sólo los separan los cultores del no a la mezcla. "Esto es todo lo contrario al vino. Cuando la birra recién hecha esté, mejor es. A medida que va pasando el tiempo, el gusto va decayendo. La cerveza fermenta entre cinco y siete días y, después, tienen 20 o 25 días de guarda, según la época", concluye Jorge.
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