Como ella misma, la "biografía emocional" de Love Michelle Harrison (conocida como Courtney Love) se escapa a los parámetros. En contenidos, claro, pero también en las formas. Dirty Blonde: The Diaries of Courtney Love, el libro editado este mes en los Estados Unidos no es un diario propiamente dicho. Más bien se trata de una colección de memorabilia personal: boletines escolares, notas y cartas, una gran cantidad de fotos, letras de canciones y hasta los post-it que le dejaba a Kurt Cobain. Todos indicios de los 42 años que vivió con intensidad agresiva.
En las 288 páginas del libro, fruto de la investigación y la edición de Ava Stander con autorización expresa y participación de la propia Courtney, propone un viaje por sus experiencias, sus amores y un montón de anécdotas inéditas. Sin embargo, algunos capítulos de su vida están ausentes, más precisamente sus episodios con las drogas que dejaron un agujero negro en la cronología: "lo que escribí drogada no tiene ningún sentido", se disculpó.
Tampoco aparecen indicios del su vida en el Reino Unido hacia 1978, cuando frecuentaba la escena post-punk de Liverpool... ¿por la misma razón? Aunque los capítulos más abundantes en información refieren a su casamiento con Kurt Cobain, la llegada de la hija de ambos Frances Bean y el suicidio del líder de Nirvana. Los episodios que el 4 de marzo de 1994 terminaron en muerte por sobredosis se muestran así: "Lo de Roma fue un gran presagio. Ahora puedo verlo, pero no lo vi entonces. Anoche, releí la nota que él dejó en Roma. Era tan obvio que era una nota de suicidio, tan obvio...", escribe ella.
En plena desintoxicación, apadrinada por Mel Gibson, la ex stripper, groupie, poeta punk y jonki, presentó en Nueva York un libro que aborda toda una vida de manera fragmentaria, que deja margen a reconstruir su historia. Un libro que, como ella misma, es provocativo, muy visual, honestamente brutal y por eso mismo más sincero que el general de las biografías de los ídolos del rock.