A fuerza de talento y carisma, el grupo Camila ha sabido ganarse fanáticos alrededor de todo el mundo. Y pese a que la fama puede ser una mochila pesada para muchos artistas, Mario Domm -uno de los integrantes de la banda- no pierde de vista su humildad, uno de sus puntos más fuertes, y tiene la clave para conquistar a su público.
En esta oportunidad, la presentación de su último disco Elypse logró que los cantantes pisen suelo argentino para deleitar a sus seguidores. “Llegamos el miércoles 6 y descansamos un poco porque venimos de una gira fuerte por México. Estamos con mucha emoción de volver al Luna Park, queremos tocar ahí para el público argentino”, cuenta Mario en diálogo con Ciudad.com.
"Es especial venir a la Argentina porque la gente es muy culta que sabe de música y no aplauden si no nos han escuchado".
-¿Cómo te preparás para el show que van a brindar hoy en el Luna Park y cómo te trata la Argentina?
-Es especial venir a la Argentina porque la gente es muy culta, sabe de música y no aplaude si no nos han escuchado. En otras partes de Latinoamérica no has abierto la boca y ya te aplauden y aquí esperan a ver qué traes. Me encanta que me pongan a prueba, tenemos un equipo muy profesional entonces nos emociona cuando vemos que la gente empieza a escuchar y cuando sienten en verdad, aplauden. Eso es lo que me gusta de la Argentina. Creo que el desafío de cantar frente a un argentino es que tienes que convencerlo y me encanta entregarme en cada canción para recibir ese aplauso.
-¿Qué se siente que tu música llegue a los oídos de fanáticos de todas partes del mundo?
-Uno no hace canciones para que lleguen al resto del mundo, sino que las hace para que lleguen al cuarto en donde uno está, sin más pretensión que eso. Y de repente te das cuenta de que la música llega a más lugares de los que has viajado, es algo bien bonito y empiezas a ver que tu música es poderosa y en lugar de tomarlo con esa filosofía, es como una oportunidad y una herramienta para decir cosas buenas y llevar un buen mensaje al planeta. Antes no lo sabía, pero ahora me siento más responsable cuando subo al escenario y agarro el micrófono. Veo que hay niños y adultos escuchando y que te creen.
"Uno no hace canciones para que lleguen al resto del mundo sino que las hace para que lleguen al cuarto en donde uno está, sin más pretensión que eso".
-¿Qué te pasa por el cuerpo cuando estás arriba del escenario ante miles de seguidores que cantan con vos?
-Cada noche, público y momento son diferentes. Uno a veces viene cansado o con muchas emociones pero siempre hay un denominador común que es comulgar con el público. Es un vaivén de energía que se empieza a aspirar por medio de la música, y eso lo hace vibrar. Es una oportunidad bonita.
-¿Qué diferencia hay entre este show y los anteriores?
-Este concierto está armado de diferente manera a lo que han visto de Camila en el pasado. Es una producción mucho mayor, viene gente de todo el mundo: de Alemania, Austria, México, etcétera. Es un casting internacional con gente muy talentosa que se sube al escenario con el grupo. Y la gente que dirigió la parte visual de este show es de Bélgica. Ellos han hecho Copas del Mundo y muchos conciertos importantes en Europa, así que no nos quisimos quedar chicos en esta ocasión. Tomamos lo mejor de cada gira y la adherimos a ésta nueva, y la parte visual es muy impactante. En vez de haber luces perpendiculares, van a ser verticales, eso es diferente a lo que la gente ve usualmente en un concierto. En la primera gira estábamos improvisando, en la segunda armamos una con un poco más de cuidado... ¡pero en esta oportunidad es impecable!
-¿Cómo te trata la fama, hacés vida normal en México o sos de los que se camuflan para salir a la calle?
-Salgo a dar la cara. No tengo miedo de salir a la calle. Ahora vivo en Los Ángeles y eso ha hecho que tome perspectiva de las cosas y me relajo mucho. Allá no me conocen entonces tengo la oportunidad de ser un desconocido cuando estoy en mi casa y cuando salgo a trabajar, ser una persona conocida. Con ese equilibrio voy llevando la vida bastante bien. Antes residía en México y era todo el tiempo vivir sumergido en esa fama efímera y de sueños de mentiras, así que ahora me equilibro bastante bien: puedo salir a comer, la gente me pide fotos y estoy bien con eso.
-Estás casado y con un hijo que no llega al año de edad. ¿Cómo vive tu mujer la exposición y el hecho de que tengas tantas fanáticas?
-Ella no es celosa, sabe cómo es esto y sabe que es un poco un sueño y una mentira. La verdad es que uno refleja una cosa pero nadie sabe cómo soy. Lo que muestro es una parte de mi trabajo y de mi vida, pero les falta conocer mucho para conocer quién es este personaje. Eso me lo guardo para mí, para mi casa, mi mujer y mi familia.
"En la primera gira estábamos improvisando, en la segunda armamos una con un poco más de cuidado... pero en esta oportunidad ¡es impecable!".
-¿Te gustaría que tu hijo siga tus mismo pasos?
-Definitivamente tiene tendencias porque le gusta tocar el piano y la batería. Siendo tan chico, ya tiene ese gusto por el sonido y tiene un gen bastante fuerte porque la mamá es bailarina. Lo que quiera ser, mientras sea talentoso, va a tener mi apoyo.
-¿Tenes alguna cábala antes de cada espectáculo?
-La meditación. Normalmente si no medito antes, empiezo a cantar muy rápido y me adelanto al tiempo de la música.
-Por último, ¿qué le dirías a todos sus fans antes del gran show?
-Que si fueron alguna vez a vernos, este concierto va a ser mucho mejor. Y que van a escuchar todos los hits de Camila, más lo nuevo del último disco. ¡Va a ser una gran noche!