El mundo está cambiando y algunas prácticas que hasta hace unos años podían ser graciosas, halagadoras o naturales, quedaron al desnudo y mostraron su real forma: para muchas mujeres resultan machistas, ofensivas y violentas.
Un simple "piropo callejero", antes considerado normal, puede producir angustia e, incluso, terminar en un momento desagradable para la mujer.
Aixa Rizzo, una joven que vive en Caballlito, se animó a denunciarlas y grabó un video en YouTube que ya tiene más de 270 mil visitas.
Cansada de las intimidaciones que sufría por parte de unos operarios que trabajan en la cuadra de su casa, Aixa, al verse acorralada, les tiró gas pimienta y fue a la comisaria de su barrio para hacer la denuncia, pero no se la tomaron. Luego fue a la fiscalía y ahí sí tuvieron en cuenta su testimonio. Después, grabó un video con todo lo que ocurrió y el debate se abrió.
"Desde que empezó la obra de la cuadra de mi casa, como tiene la costumbre la gente que trabaja en la calle, me gritan todo tipo de groserías. Tengo miedo de pensar que es porque sabían que no había nadie más en mi casa, ya que como están hace bastante tiempo saben a la hora que voy, a la hora que vengo y con quiénes vivo. Entre mi casa y la vereda hay una reja, entonces salí y me quedé en el hall, y cuando estaba por abrir la reja apareció uno de estos hombres que trabaja en la obra y empezó a decirme todo tipo de guarangadas", empezó Aixa.
La joven siguió: "Cuando abro la reja para salir este señor empieza a caminar por atrás mío y le grita a un compañero que estaba en la otra esquina, a la cual yo tenía que llegar 'Hay que llevar este caño para allá'. A lo que el otro le contesta '¿y a esta adónde la llevamos?'. Veo que el señor que dice 'a dónde la llevamos' y empieza a caminar hacía mi con otras tres personas atrás, mientras que el que caminaba atrás mío ya casi me alcanzaba. Me quedé parada, y cuando estaban cerca mío les tiré gas pimienta, que yo ya tenía preparado, porque sabía que algo iba a pasar".
"Quise hacer la denuncia y al principio no me la quisieron tomar, después por suerte la fiscalía me la tomó. Al principio hablé con un hombre que me decía 'bueno por un piropo no podés hacer una denuncia'. Después, pusieron una custodia, pero lamentablemente un superior le dijo a mi mamá que la próxima no me defendiera porque 'si me defendía me podían acusar de lesiones'. Ahora hay una custodia en la puerta de mi casa y los señores están cantando 'si organizamos cog... todos'. La cultura de la violación existe y hay una impunidad total".
El debate sobre si los dichos de muchos hombres hacia las mujeres en la calle son piropos o acoso está abierto. ¿Vos qué pensás?