Augusto está con Peter y Emilio en su departamento y les lee los mensajitos de Tinder que recibe en su celu: “Soy pasional y me dejo llevar por mis instintos. Tengo 50 pero parezco de 25”. Peter le contesta al toque: “¡ideal para vos que tenés 25 y parecés de 50!”… ¡Un fenómeno!
Justo llega Juli y se sienta al lado de Emilio para ver su nuevo celu. “No es un celular nuevo, es un arma de seducción masiva”, le retruca Emilio… ¡Carcajadas generales! Emilio se ofende y les dice que gracias al celu conoció a una chica hermosa… ¡La vendedora de Movistar! ¡Desopilante! “¡La conocí y me di cuenta que había química!”, se defiende Emilio. Peter, que está hecho una luz, le dice que “¡faltaría la física y estamos!”. Emilio no se achica y sigue: “…y después de eso me dio el teléfono”, explica, pero en realidad… ¡le dio el equipo y no su número personal! Igual le mandó un mensajito para invitarla a salir. ¡Emilio no se rinde ante nada!
En ese momento llega Sofi con el bulldog en brazos que encontraron en el campamento. “¡Volviste con tu ex!”, le dispara Augusto. ¡Genial! Justo suena el ringtone del celu de Emilio y todos se ponen a buscarlo porque… ¡puede ser la chica de Movistar! Pero… ¡el teléfono no aparece! Hasta que Emilio se da cuenta que… ¡se lo comió el perro! ¡Y encima Emilio atiende apretándole la panza! ¡Increíble! Además, ¡se pone a hablar con Pamela, la vendedora, con el perro en brazos, quien le dice que le va a pasar por mensajito la dirección de la fiesta! ¡Surrealista!
Emilio, desesperado, quiere abrir el perro para recuperar su celu, a lo que Sofi se niega rotundamente. Augusto sugiere ir a buscar a un vecino que es veterinario. El médico les dice que no se preocupen, porque “el perro no parece estar sufriendo. De hecho, cuando llaman en vibración… ¡le hace cosquillas!”… ¡Mortal! Emilio sólo piensa en su teléfono, por lo que el médico le dice que la solución es… ¡darle al perro un laxante! Así que a los amigos no les queda otra que seguir al perro cada vez que deja un “regalito” en el piso para ver si Emilio recupera por fin su celu. ¡Qué momento!
Augusto está con Peter y Emilio en su departamento y les lee los mensajitos de Tinder que recibe en su celu: “Soy pasional y me dejo llevar por mis instintos. Tengo 50 pero parezco de 25”. Peter le contesta al toque: “¡ideal para vos que tenés 25 y parecés de 50!”… ¡Un fenómeno!
Justo llega Juli y se sienta al lado de Emilio para ver su nuevo celu. “No es un celular nuevo, es un arma de seducción masiva”, le retruca Emilio… ¡Carcajadas generales! Emilio se ofende y les dice que gracias al celu conoció a una chica hermosa… ¡La vendedora de Movistar! ¡Desopilante! “¡La conocí y me di cuenta que había química!”, se defiende Emilio. Peter, que está hecho una luz, le dice que “¡faltaría la física y estamos!”. Emilio no se achica y sigue: “…y después de eso me dio el teléfono”, explica, pero en realidad… ¡le dio el equipo y no su número personal! Igual le mandó un mensajito para invitarla a salir. ¡Emilio no se rinde ante nada!
“¡La conocí y me di cuenta que había química!”.
En ese momento llega Sofi con el bulldog en brazos que encontraron en el campamento. “¡Volviste con tu ex!”, le dispara Augusto. ¡Genial! Justo suena el ringtone del celu de Emilio y todos se ponen a buscarlo porque… ¡puede ser la chica de Movistar! Pero… ¡el teléfono no aparece! Hasta que Emilio se da cuenta que… ¡se lo comió el perro! ¡Y encima Emilio atiende apretándole la panza! ¡Increíble! Además, ¡se pone a hablar con Pamela, la vendedora, con el perro en brazos, quien le dice que le va a pasar por mensajito la dirección de la fiesta! ¡Surrealista!
“¡Volviste con tu ex!”.
Emilio, desesperado, quiere abrir el perro para recuperar su celu, a lo que Sofi se niega rotundamente. Augusto sugiere ir a buscar a un vecino que es veterinario. El médico les dice que no se preocupen, porque “el perro no parece estar sufriendo. De hecho, cuando llaman en vibración… ¡le hace cosquillas!”… ¡Mortal! Emilio sólo piensa en su teléfono, por lo que el médico le dice que la solución es… ¡darle al perro un laxante! Así que a los amigos no les queda otra que seguir al perro cada vez que deja un “regalito” en el piso para ver si Emilio recupera por fin su celu. ¡Qué momento!