El ritmo de vida moderno hace que padres y madres tengan que trabajar más para poder mantener sus hogares. Aunque no lo tengamos presente, este sacrificio cotidiano deja una huella en los más chicos.
Un experimento realizado para una campaña de la empresa internacional Ikea, reunió a 10 niños a los cuales se les pidió escribir una carta pidiéndole regalos a los Reyes Magos y otra carta pidiéndole algo a sus papás.
El resultado es simplemente maravilloso. Mientras a los Reyes les solicitaban juguetes, consolas de videojuegos y mascotas irreales, a los padres simplemente les pedían que pasaran más tiempo juntos. ¿Cuánto nos cuesta darle a los chicos lo que realmente quieren? ¿Un juguete vale más que nuestra presencia en sus vidas?