Los ojos celestes de Benjamín Rojas (29) impactan por su claridad. A un año de las tres décadas, el actor compartió con revista Ohlalá diferentes aspectos de su vida.
"Siempre me costó la palabra “galán”. No me veo como alguien lindo. Siempre traté de no darle importancia al envase, son de llenarme con algo", confesó Benjamín Rojas.
Su "facha" le hizo ganar el título de galancito, aunque esa definición a él no parece gustarle: “Siempre me costó la palabra 'galán'. No me veo como alguien lindo. Siempre traté de no darle importancia al envase, sino de llenarme con algo. Tenemos vencimiento, y lo lindo es el recorrido de la vida. Me pueden llamar de una peli por mis ojos y la hago. Pero en esa película, el personaje me tiene que aportar algo, y yo agregarle algún componente que me haga crecer”.
“Mientras crecía, no me costó pasar de nene a hombre por una cuestión natural. Pero sabés que no podés ignorar tu pasado, y cuesta más entrar en ese sistema. Más cuando rechazas ofertas y te preguntás: ¿y ahora de qué vivo?”, comentó el ex chico de las novelas de Cris Morena.
El actor convive con Martina Sánchez Acosta, productora de Telefe. Le gusta jugar al fútbol con sus amigos de La Plata y visitar a sus hermanos y sobrinos: “Me di cuenta de que no me llevo bien conmigo, no me gusta estar solo. Me gusta compartir cosas con mi novia, integrarla a mis planes y estar en los suyos. Que esté bien al lado mío”, confesó Benjamín. Y aprovechó para contar una anécdota de una locura que hizo por amor: “Una vez, mi novia se sentía mal y yo tenía que ir a un evento en La Plata; me volví a la madrugada y caí con unas rosas para hacerla sentir mejor”.
¿Una curiosidad? Se declara más servicial que romántico con la mujer que ama: “Mi felicidad pasa por la satisfacción de ella. Si está contenta, yo también”.
Además, reconoce que un futuro piensa tener una familia a pesar de que la idea del casamiento no le entusiasma mucho.