"Cuando Michael me vio después de un show, él estaba con su abuelo y le dijo 'mirá qué linda esa chica, con esta mujer me quiero casar y nunca la voy a volver a ver'".
Una historia de amor de película como la de Luisana Lopilato (27) y Michael Bublé (39) se merecía un comienzo tan especial como el que tuvieron. La actriz se confesó con Martín Seefeld en su ciclo El mundo nos mira, del Canal de la Ciudad, y contó la inusual manera en que conoció a su marido y papá de su hijito Noah.
“Fui a ver su show porque yo tocaba el saxo y mi profesor me daba sus temas para practicar. No lo conocía por fotos, sólo conocía su voz. Fui a sacar las entradas al Gran Rex y no había lugares desde la fila 1 a la 10. Como yo había trabajado en el teatro, sabía que guardaban algunas para venderles a los conocidos, así que llamé al teatro para pedir los tickets, dije que los pagaba, porque me re gustaba. Me dieron la fila siete. Siempre le digo: ¡yo pagué caro para ir a verte! ¡Pagué mil pesos, 500 para mi hermana y 500 para mí!”, contó entre risas Luisana.
Entusiasmada, Lopilato continuó con el relato: “Termina el show y él cuenta que me vio salir con la camioneta en el estacionamiento. ¡Nunca vamos a saber si es verdad pero yo le creo! Estaba con su abuelo y le dijo ‘mirá qué linda esa chica, ¡con esta mujer me quiero casar y nunca más la voy a volver a ver!’. El abuelo me dijo que es verdad, así que le creo”.
“Después, vino un chico de Warner que trabajaba con Michael y me preguntó si me quería sacar una foto con él. Le dije ‘no, no voy a ir al hotel porque después me sacan fotos y dicen que pasé una noche con él’. ¡Mi mamá me mata! Pero mi hermana decía que teníamos que ir. Justo estaba Rodrigo Guirao Díaz, que trabajaba conmigo en ese momento, y nos acompañó”, agregó.
El primer encuentro con Bublé no fue para nada íntimo: “Cuando me vio Michael, pidió que pasáramos a tomar algo. Estaban el abuelo, el tío abuelo y los músicos. No hablamos prácticamente esa noche porque nos sentamos separados. Pero al final de la cena le pidió a su traductor ‘decile que me voy a casar con ella, nunca me pasó una cosa así, estuve con millones de mujeres, pero nunca me pasó lo que me pasó con ella cuando la vi’”.
Lejos de impresionarse por semejante declaraciones, la joven le retrucó: “Entonces yo le dije al traductor ‘decile que todos se quieren casar conmigo, que todas las personas con las que estuve se quisieron casar conmigo’. Pensó que le estaba haciendo un chiste, se rió y yo le estaba hablando en serio, ja, ja”.
"La primera noche lo pasé a buscar por el hotel y lo llevé a comer a la casa de mi mamá con toda mi familia. Mis papás no sabían bien quién era pero se vistieron con lo mejor que tenían y armábamos historias, le dijimos que teníamos mayordomo… ¡todo mentira!".
¿Cómo siguió la historia? “Me fui, nunca más lo vi y un día me llegó un email. Tiempo atrás, me había hecho fan de su página de Facebook cuando empecé a tocar el saxo. Entonces él me escribe y me dice que estaba aterrizando en Argentina, que había venido tres días especialmente para conocerme a mí y a mi familia. La primera noche lo pasé a buscar por el hotel y lo llevé a comer a la casa de mi mamá con toda mi familia”, contó entre carcajadas ante la mirada atónita de Seefeld.
La primera cita y cena familiar fue un éxito: “Él estaba todo vestidito de traje y moño, mientras que yo estaba de jeans. No sé a dónde pensó que lo iba a llevar. Mis papás no sabían bien quién era, pero se vistieron con lo mejor que tenían y armábamos historias, le dijimos que teníamos mayordomo… ¡todo mentira! Esa noche nos filmó a todos y decía ‘bueno, acá estoy con la familia de mi esposa’. Todavía tengo esos videos. Ni hablábamos todavía, ¡tuvo que ir con un traductor a la cena! Terminamos la cena, se levantó, empezó a lavar los platos… Lo veíamos como nosotros, en su casa. Y así fue como arrancamos”.
Después de ese encuentro, Luisana sintió que había encontrado a la persona ideal para ella: “Me encontré con la persona que entiende mi cercanía o mi enfermedad con la familia”, resumió con humor… y mucho amor.