La década del noventa encontró a Juana Molina en la cúspide del éxito de la mano del programa Juana y sus hermanas, que se transformó en un ciclo humorístico de culto tras tres temporadas al aire. Pero en 1993, tras ser mamá de su hija, decidió patear el tablero y dedicarse a su verdadero amor: la música.
Veinte años después, el presente la encuentra lejos del estrellato pero cerca de su esencia, como ella misma lo explicó en una entrevista íntima que le brindó a la revista 7 Días, donde sorprende con una look muy distinto y una mentalidad súper abierta.
"Tengo esta postura porque no tengo esa belleza. Yo me resigné, ya está, no puedo llegar, nunca pude y bueh…".
La belleza fue uno de los temas centrales de la nota: “Yo creo en lo funcional en general para todo. Para la moda, para el diseño de muebles, de utensillos, me parece que la belleza lo da lo funcional porque no hay nada que sobre ni que falte”, aseguró. Y al hablar de su madre, Chunchuña Villafañe, reconocida ex modelo, dijo: “Tengo esta postura porque no tengo esa belleza. Yo me resigné, ya está, no puedo llegar, nunca pude y bueh…”.
La periodista le preguntó a Juana si su look natural, sin nada de producción, es por resignación o por falta de interés: “Yo preferiría, como todo el mundo, ser una mujer muy hermosa que no necesite nada. Ahora hay muchas maneras de verse más linda pero no sé, ahora yo creo que las chicas que no son muy lindas igual se pueden ver lindísimas, no solamente porque hay cosas para verse mejor sino porque hay una idea más amplia de la belleza. En mi adolescencia eras fea y chau, no existía la posibilidad de ser linda de otra manera. Tenías que ser linda-linda para que te fuera bien. Ese concepto de ‘chicas que planchan en una fiesta’, cambió radicalmente”.
"A mí no me importa ser un zaparrastro siempre y cuando el zaparrastro tenga una armonía".
Además, Molina explicó que perdió “muchos años” por la vanidad y que ahora adoptó un nuevo estilo: “Por ahí yo tengo una remera con agujeros y está todo bien. A mí no me importa ser un zaparrastro siempre y cuando el zaparrastro tenga una armonía. Por ahí tenés un pantalón que no da más pero que justo es de un color que pega bárbaro con otra cosa que no da más y todo el linyerismo junto tiene un sentido. No me gusta la ropa nueva, me parece que tiene algo artificial, sin alma”.
"Yo lo quiero mucho (a su ex) y quiero que sea feliz, ¿por qué no compartir esto?".
“Lo raro se volvió hermoso en algunos círculos. Cada vez más por suerte. Antes no se podía ser feo. Ahora no sé cómo es pero yo veo que muchas chicas que en mi época hubieran sufrido, planchado (risas), están muy tranquilas, muy cómodas, en la suya… Envidiable realmente (se le humedece la mirada)”, aseguró a la revista.
Otro dato muy llamativo de la nota es que Juana vive en una misma casa con su ex marido y manager, Federico Mayol, la nueva mujer de él y el hijo de tres años de ellos. Una situación que para Molina no es extraña: “No, porque estamos mejor así. Las cosas son más naturales, nos llevamos bien. Yo lo quiero mucho y quiero que sea feliz, ¿por qué no compartir esto? Parece raro pero bueh, no es la primera vez que me lo dicen”.