La situación sentimental de Diego Maradona es un (escandaloso) enigma: luego de mostrarse a los mimos con la joven Rocío Oliva apenas llegó al país desde Dubai, sorprendió a todos al acercarse nuevamente a Verónica Ojeda, madre de su hijo Dieguito Fernando. ¿Mareados? ¡Eso no es nada!
"Hacia las siete y media de la mañana, el Diez habría protagonizado un cruce de palabras con el personal de seguridad, ya que el boliche estaba por cerrar y él quería seguir bailando"
La semana pasada, Diego se reencontró con Rocío y asistieron juntos a un recital que brindó la banda Los Arándanos en La Plata. Gianinna Maradona, novia de Lucho Strassera, manager del grupo tropical, también había sido de la partida.
Este fin de semana se repitió la escena: en otro escenario pero con los mismos protagonistas… y muchas más fotos. Luego de viajar el viernes a Mendoza para participar del Showgol junto a Sergio Goycochea, Diego volvió a Buenos Aires y a los brazos de Rocío.
Así quedó evidenciado el domingo a la madrugada, cuando llegaron juntos a Groove, la disco de Palermo donde se presentaba la banda de su yerno. Según cuenta el diario MUY, ¿la pareja? llegó cerca de las tres mañana y se ubicó en el sector VIP, junto a Gianinna y Strassera.
El ex DT de la Selección pidió que le llevaran una caja de champagne y fumó varios habanos mientras disfrutaba del show, como se pudo ver en las múltiples fotos que surgieron en la red social. Fiel a su estilo verborrágico, Diego se animó a subir al escenario para entonar unas estrofas de Jurabas Tu, tema del grupo Los Del Fuego, no sin antes anunciar: “No puedo cantar ni el himno nacional. Si ustedes quieren, yo les hago el coro. Estoy disfónico”.
El dato curioso de la noche que brinda la publicación da cuenta del insólito pedido de Maradona a las cinco de la mañana: ¡una pizza grande de muzzarella! Rápidamente, los encargados del boliche cumplieron el “antojo” de Diego y mandaron a llamar a un delivery.
Además, hacia las siete y media de la mañana, el “Diez” habría protagonizado un cruce de palabras con el personal de seguridad, ya que el boliche estaba por cerrar y él quería seguir bailando. ¡Imparable!