Como dos verdaderos titanes en el ring, Ringo y el Turco subieron al cuadrilátero dispuestos a dejar todo de sí mismos para consagrarse en el duelo definitivo de dos enemigos íntimos declarados. Y a pesar de que el personaje que interpreta Luciano Castro en Sos mi hombre estaba débil, se recuperó a tiempo para noquear al pugilista que interpreta Joaquín Furriel.
Además de la sed de gloria libre de polémicas y sospechas de favoritismos, los boxeadores se pusieron en juego su honor personal, el amor de Gloria (Eugenia Tobal) y antiguos resquemores que jamás terminaron de saldar a pesar del acercamiento que tuvieron. Ringo había acusado el castigo que le propinó el Turco y besó la lona en una caída que pareció eterna e irreversible.
Desde el rincón de Nasif le pedían que deje de lastimar al bombero porque la pelea, en caso de definición por puntos, estuviera ampliamente ganada. Desesperada por la seguidilla de golpes que recibía su amor, Camila (Celeste Cid) clamaba al Oso (Gabriel Goity), que frene la pelea.
Pero, en el momento de mayor vulnerabilidad cuando el juez llavaba la cuenta a los 8 segundos, Ringo encontró las fuerzas que le flaqueaban, y revivió para azotarle una dura serie de puñetazos a su oponente, hasta tirarlo en el mismo round. Pero el golpe de gracia de Ringo fue demoledor, y el Turco no despertó a tiempo, para darle la inapelable consagración de campeón por nocaut al guardia de seguridad.