A fines de 2010, tres personas ingresaron en el domicilio de Mirtha Legrand, accedieron a la caja fuerte y sustrajeron dinero y joyas, valuadas en un millón de dólares.
Rápidamente comenzó una investigación judicial que determinó que la empleada doméstica de la diva, Lina Rosa Díaz, su esposo y su hijo estaban involucrados en el delito.
El tiempo pasó, la causa prosperó y la Justicia resolvió procesar a Lina, Orlando Jiménez y Jorge Petrak por ser partícipes en el robo. También determinó el embargo sobre sus bienes y dinero hasta cubrir la cifra de diez millones de pesos cada uno.
Las joyas de Mirtha siguen sin aparecer.