Karen, Florencia Trinidad, Florencia de la Vega, Flor de la V y otros tantos nombres más fueron identificando a Florencia a lo largo de su vida. Pero más allá de la etiqueta, la actriz, animadora, vedette, conductora y productora se calzó la mejor etiqueta: inclasificable. O mejor aún: todo terreno.
Comenzó como mediática, en los programas de Lucho Avilés y Mauro Viale, hablando de un falso romance con David Copperfield. Aquella mentira la hizo aparecer, pero todas sus condiciones -y sobre todo su lucha diaria- la hicieron permanecer. No sólo eso, sino reconvertirse frecuentemente, para sobrevivir en un medio donde la fama pasa rápido, pero sólo "quedan los artistas".
Su gracia natural la convirtió en figurita del ambiente gay y luego su lengua mordaz la llevó a los ciclos de espectáculos. Sin dudas, Gerardo Sofovich fue su padrino y le dio clases diarias. Sin embargo, no todos los que pasan por la escuela de un grande, tienen la capacidad de absorber lo importante. Ella, sí. Y desde entonces, su carrera no se detuvo y parece no tener techo.
Días atrás, en una muy buena entrevista de la revista Gente, De la V hizo quizás sus mejores confesiones, reconociendo cómo se dejó llevar por las “lucecitas de colores”, y cómo la fama la traicionó. En esa nota, se sinceró sobre algunos errores cometidos por la soberbia, a la que a veces el medio te empuja. Indudablemente, la llegada de sus preciosos mellizos le abrieron los ojos. Y otra vez, apareció una nueva Florencia.
No obstante, todas estas cualidades personales podrían no verse reflejadas en el ámbito laboral. Pero este no es el caso. Florencia escuchó el mensaje. Se sacó la coronita de “Reina de Carlos Paz”, y ante su temporada más floja, fue astuta: alquiló su teatro a la exitosa Toc-Toc. De esta manera, concentró sus fuerzas en su futuro televisivo y en una nueva temporada teatral post verano. Y se relajó.
Aunque no tuvo mucha repercusión su programa del jueves, con la entrevista a la pareja trans de Alexis y Karen, (que ya había pasado por el living de Susana) se consagró como conductora, abriendo una puerta que quizás ni se imagina. La charla amena, y sin golpes bajos, tránsito por temas delicados como el sufrimiento, la soledad, la salud, el rechazo familiar, la discriminación en las provincias, los prejuicios y la diversidad sexual.
“Los centros de salud tendrián que hacer hincapié en la parte psicológica, porque muchos integrantes del mundo trans ni siquiera sienten que tienen derechos. Hay millones de personas que no tenían ni la posibilidad de tener un documento, yo soy una privilegiada que fui aceptada rápidamente. La sexualidad no es un delito”, exclamó Florencia.
“Pensar que los separaba un puente”, le dijo a la pareja que vivían separados por el río entre Victoria y Rosario. Y luego agrego, “quién iba a decir que yo iba a tener un programa, en tele y a las 12 del mediodía”, reflexionó. Y si, ese puente mucho más extenso que separaba a Maru Botana (dueña de ese horario durante la década pasada) de Florencia de la V, ya tampoco existe. Y ese, es el gran logro de Florencia.